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ARTEVIRGO, desde La Aldea, miradas y voces

NAVIDAD

NAVIDAD

Esta pequeña esquela o apunte navideño intenta reflejar de raspafilón y en clave de humor uno de los  aspectos menos relevantes, pero quizá uno de los más personales y cotidianos, de una María de Nazaret que, por unos poquísimos segundos, pierde la paciencia, el control, y la mesura del carácter con la que siempre la hemos adornado sus fieles devotos e, impulsivamente, harta de la mayoría de los acontecimientos que le han venido sucediendo durante los últimos días —ella solita, aunque secundada al  alimón por su mejor mal humor y su talante más genioso—, rejertiando consigo misma en voz baja, la emprende contra todo y todos los que tiene a su alrededor en ese veinticuatro de diciembre por la tardecita ya oscurecida; solamente se salvan de su ácida diatriba, la servicial burrilla donde va montada y el primigenio fruto de su sagrado vientre que todavía lleva dentro.

No hay ninguna intención de menoscabo o mofa ni postura irreverente hacia su figura en este relato plagado de anacronismos, sólo es un entrañable ejercicio de empatía, esbozo de carambola para ponerse en el lugar del otro y de pensar, en este caso cómo podría sentirse la otra —en un momento determinado— mientras iba camino desde su pueblito galileo hasta la región judea de su origen familiar: embarazadísima, helada de pies a cabeza, molida por el rengue-rengue del trasporte animal, desriñonada por mor de sus nueve meses bien desarrollados  y hablando sola entre dientes (entre otras cosas).

El título no se me ocurrió que podría ser otro diferente al que le puse; es el siguiente:

 

 

¡AVEMARÍA!

 

¡Primero fueron los batatas y los culichiches del tal César Augusto que se emperraron, los muy condenaos, en hacer el dichoso padrón de mis culpas! ¡Están fijos refistoliando y jeringando a los pobres cristianos!

A mí casito me da un fatuto cuando me enteré de los trajines a los que nos obligaba el dichoso empadronamiento de esos bergantes de mucho cuidado que son los lambíos romanos.

 

Lo segundo es el empeño y la inquina que le ha dado a toda esa camarilla de  forasteros emperrados en  hacerte cumplir a raja tabla las ordenanzas en las fechas fijadas por ellos. Venga usted ahora y levante casa y familia. Encájese a donde su santa madre lo trajo al mundo. Apúntese. Vuelva usted a coger el tole para su casa, calladitos, sin decir esta boca es mía y, aquí paz y en cielo gloria.

Y, aunque me lo explican despacito y en arameo, sigo sin ver el motivo de tanto salpafuera sin fundamento que se está formando con la porriá de familias yendo del tingo al tango en estos tiempos tan ruines de invierno; pa’ mi gusto... que son las mismas locuras de los mentecatos de siempre.

 

Lo tercero, este hombre, este esposo santo-varón mío que lo deja todo para última hora como uso costumbre y, encima, me lo quiere adornar con  su guineo de siempre: “Que sí, que sí hay tiempo María. No te apures mujer, las cosas salen mejor al golpito, no hace falta agoniarse mucho, no hay prisa, el que  mucho abraca poco aprieta...

Todavía tengo unos encarguillos atrasados que zafar, aquellarle unas puertas a Publio Cornelio, darme un saltillo a Tiberiades para comprar unas soleras, contratar unas buenas bestias para el camino...” y no sé qué más repuñeza me dijo. Yo, surtita y a mis quejaceres, llevándome la trampa y engordando por obra y gracia del tiempo que pasaba; ya estaba en chicos de ocho y todavía no sabíamos dónde íbamos a asistir cuando llegáramos a nuestra tierrita natal, ¡ay, Dios, pa’ pachorra, la de José el mío!

 

Lo cuarto, el gran belén que se ha montado con toda esta insalla de gente que llena carreteras, caminos y veredas: pastores cargados de presentes buscando a un elegido que debe nacer próximamente; soldados patrullando por orden de Herodes, el títere palestino del emperador romano; grupos de personas cargados con ofrendas varias; una legión destacada en Siria camino de Jerusalén; emisarios con ropajes extraños siguiendo una estrella en una pequeña caravana de camellos enroñados, una jurria de aldeanos a pie o en sus bestias con lo mejor de sus cosechas... y, todo ese gran tropel y singuizarra, con más prisa e, indudablemente, más rápidos que nosotros, obligados siempre a ver las tajarrias de sus monturas mientras se alejan y a tragarnos el polvo levantado por ellos.

 

Y lo quinto es que, ahora mismito, me veo aquí escarranchá sobre la única burrilla que pudimos conseguir; al pobre animal no le cabe una bichoca más, los filingos  de patas no la mantienen, con más hambre que los perros de Cueva Nueva y con ganas de bandiarme al suelo que, si no lo hace es por falta de fuerzas y por que intuye, la pobre —como hembra que es—, que me estoy pariendo toda, que esto mío se quiere salir, que no puede esperar más.

Todas las fondas llenas y ni un chupenco donde comprar algo. Todo cerrado, sin luz apenas, un frío que te yela las ternillas y ni un rejodíngano guardia o celador que te guíe, ¡¿no sé dónde se meten cuando te hacen falta?!

Deja tu burra mal amarrada o en lugar prohibido para que veas, aparecen en un volío a cobrarte los tributos correspondientes por dicha falta.

¿Y José? José tan campante, como quien tuesta y lleva al molino, tirando de la jáquima de la burra dentro de este gran rebumbio, e intentando consolarme; no se calla ni por casualidad: “Que tú verás, no te apures. Que sí, mujer, horita mismo llegamos, allí delante parece que veo unas lucillas como de unas fogaleras...”

¿Y yo? Yo, mordiéndome la lengua; a la vez que no le puedo pegar... (estaría feo), me callo, me aguanto y ya está. Me agarro el balayo de barriga, me trago los pujíos, miro al cielo y me pregunto:

¡¿Que a quién?!  

¡¿Que a quién diablo le daría por  inventar la dichosa Navidad?!

 

 

Enrique García Valencia, La Aldea, diciembre de 2010


 

La huida a Egipto, de Goya.

IMAGEN TOMADA DE http://mipaginaeducativa.net/goya.htm

34 comentarios

Enrique García Valencia -

Señor Valencia, la alpargata salió a relucir y más de uno se llevó un revés; eso vino a suceder justo antes de ocupar al establo, cuando una familia más belicosa llegó y trató de coger el pesebre para ellos:¡no sabían con la que se encontraban!

El pobre José no carraba la boca de asombro, pero al final el acomodo fue de ellos y allí nació el Redentor.

Un abrazo y próspero Año Nuevo.

julian valencia -

lo unico que falto fue la alpargata de maria pa los besos de algunos romanos.lo mejor la jurria de aldeanos que te queremos

Enrique García Valencia -

Siso, querido amigo, yo no sé de quién cogí la manía, pero me daba por inventarme historias para la mayoría de los personajes del belén que, en improvisación, contaba a mis sobrinos.

El "hombre cagando" se llamaba Simón y se había comido todo el pan caliente que llevaba para el Niño, luego le dio sed y bebió agua fría el río, por supuesto que le entró cagalera por tragón y fue a tener detrás de un bando de tuneras para "aposarse" y como no tenía para limpiarse se subió los pantalones..., mis oyentes me pedían cada vez más y yo debía darle un toque humorístico para entretenerlos e impedir que vaciaran toda la harina en las montañas nevadas de Judea.
Todavía me lo recuerdan y se acuerdan de algunos de los lances que yo olvidé hace un milenio (más o menos).

Un abrazo, Siso; nos veremos cualquier día en el trajín de esta Aldea global nuestra.

Enrique García Valencia -

Querido Papito, en mi nacimiento-belén la Virgen tenía una mano en el pecho y con la otra señalaba el pesebre que recogía al recién nacido. San José, hierático con su báculo en ristre, miraba complacido a los dos con cara seria.

Yo también me imaginaba los trajines de cada uno de los personajes-figuritas y me montaba algún tipo de peripecia para los más representativos (incluía al "hombre cagando").

Un abrazo grande para todos ustedes en este año que empieza y que me va a sentar mejor.

Fco. Suarez (Siso) -

Amigo Enrique:
Esta mañana cuando venía de comprar el pan y va bien eso el pan nuestro de cada día me indicaste lo de este cuento que no había visto por andar algo alejado estos días de esta páginas nuestras y que ni siquiera había visto el artículo de Juan Antonio.
Así pues leído y disfrutado el cuento de navidad de cada año.
No descubrimos nada nuevo, sí una prosa más elaborada que no es mi especialidad la Literatura; no obstante me vino a la mente, por haberlo trabajado mucho en un cursillo de verano con Quevedo el de La Ladera en el que analizábamos texto y el siempre nos lo ponía de Gabriel Miró y concretamente del libro Figuras de Pasión donde se inventaba sus historias literarias sobre cada uno de los personajes contextuales de Cristo. Y... te decía que me recordó tu texto a los de este escritor.
Que lo pasen bien y que avancemos en la nueva década del XXI.

Francisco Reyes -

Muchos recuerdos de navidades pasadas hay en tu relato cuando nuestra abuela se empeñaba en leernos de los evangelios y biblia vieja que usaba.
El nacimiento que se montaba en casa era con todos los personajes y yo me fijaba mucho en la figura de la virgen mirando a su niño con los brazos abiertos y me la imaginaba real y muy distinta a la que pintas en el relato.

Un abrazo de todos nosotros en estas fiestas que sabemos duras para ti. Besos de Nayala.

Enrique Ramos Vega y García -

Querido Paco, gracias por tu afectuoso comentario, viniendo de ti tiene doble valor para mí.

El relato es divertido si uno pone de su parte y se sitúa dentro de los personajes y comparte sus avatares dentro del belén que se les montó.

Para todos ustedes, un abrazo GARANDE y verde (verde aldeano)desde este pueblo nuestro que escurre por sus cuatro costados.

SALÚD!

Enrique García Valencia -

Marcial, me sigo riendo porque descubres cosas de María que yo pensaba, iluso de mí, que las tenía bien encriptadas bajo un manto de misterio y complicidad.

Es verdad, rastreando su descendencia, que una de las clónicas Marías posteriores a la de Nazaret, siglos más tarde, vivió sus jiribillas y traquinas en El Parral mientras cruzaba el Tocomomán en fechas tan señaladas como las de Navidad y Epifanía.

Espero verla de nuevo, quién quita que... allá por las Carnestolendas me la tropiece montada en alguno de sus extraños, indomables e impulsivos enralos vitales.

Saludos y, ¡salud!

pacoramos -

EXTRAORDINARIO,ERES ÚNICO.JAMÁS SE HA HECHO UN RELATO NAVIDEÑO CON TANTA ORIGINALIDAD Y GRACIA.LAS PALABRAS ADECUADAS ,EL GEITO ,LA SIMPÁTÍA .UN FUERTE ABRAZO PARA TI Y TODA LA FAMILIA.PARA LA JEFA,ADEMÁS UN APRETUJÓN POR SER COMO ES Y POR HABER PARIDO A ESTE AMIGO-HERMANO QUE TANTO QUIERO.FELICIDADES

Marcial -

Ay, Enrique. Que se me hace a mí que ese jango de María viajó a través de los tiempos hasta El Parral.
Esa pobre cristiana (precristiana o procristiana, según se mire) pasó más que Rochín.
Tú sigue riéndote...

Enrique -

Maria Luisa, las quejás te dolerían a ti; pero los filingos de patas que tenía la burrilla las tendría despeluzás de tanto treque-treque por aquellos andurriales y territorios del Próximo Oriente (ahora tan judíos y tan poco PALESTINOS)

Memorias tantas y que estas fiestas te sean leves y provechosas, amén de dichosas.

Besos aldeanos verdes, no pueden ser de otra manera con todo lo que ha caído.

Enrique -

Benjamín, muchas FELICIDADES TAMBIÉN para ti, para los tuyos mando el deseo de que la DICHA les dé la oportunidad de tener una BURRILLA que los lleve y traiga por los vericuetos amenos de los retos solubles que nos plantea la vida diaria, son los pequeños retos y metas próximas las que nos estimulan y nos dan ganas de vivir.

Un abrazo de hermano bien avenido para ti y para toda la tribu femenina que tienes el honor y placer de presidir (por edad, que no por rango... ni mando).

Enrique Valencia García y Vega -

Querido amigo Pepe Valencia, los que sabemos de las historias de nuestras "Marías" no podemos pasar la tanta bambolla superflua que nos invade cada ciclo al final del año.

Lo genuino se va perdiendo en pos de los estereotipos mundiales al uso que invaden todos los "belenes" que se/nos montan los de ahí afuera. Es una pena; pero..., no hay otra cosa, así que: a "navegar" y salvar la ropa.

Un abrazo FUERTÍSIMO para la NAVIDAD FÉLIX y para todos ustedes, los de la Hoyilla Alta.

Mª Luisa Quintana Hdez -

Enrique, todavía me duelen la quejás de tanto reirme.Muchas gracias por exponer los relatos con esa chispa de humor.Te deseo que pases unas felices fiestas en compañía de tu madre y de toda tu familia.

Pepe Valencia -

Sigues bordando las historias y de una manera singular, real y cercana. Como creo que deben ser, despojadas de falsos tópicos religiosos. Sencillos reflejando lo que verdaderamente encierran con hechuras y maneras de nuestra gente cercana, vivenciando nuestras vidas familiares en contacto con todo lo que nos rodea. Observaciones minuciosas de detalles que reviven lo que debe ser la llegada de La Navidad alejada de jolgorios y gastos superfluos que nos ciegan, a veces, el verdadero significado del adviento. Bienvenida historia y Mil gracias por hacernos pensar de otra manera.

Benjamín -

La pobre burrita escapó loca de tanto Belén y Egipto de idas y vueltas. No se te piuede ocurrir sino a ti.
Original el relato desde el punto de vista de esa Maria rabiosa y sofocada de tanto viaje y pronto parto.
Muchas Felicidades (sabemos que odias la frase)pero ahora no hay otra cosa y te aguantas. Recuerdos de toda la tropa. Un abrazo hermano.

Enrique el de Demetria y Seguirilla -

Orlando, yo vinito... lo que se dice vinito, no; pero una jartá de cervecitas no muy frías, sí.

Que te sirva de algo el relato me alegra a mí también, tan bien que, creo, me voy a tomar una birra en honor de la burra, y de ti la siguiente.

Salud!!! Orlando.

Enrique -

Nando, las cosas como son, la Virgen, o estuvo unas zafras plantando en Las Tablás o tiene ascendencia canaria por parte de madre, a mí que no me digan.
Si me llamaran a jurar... yo diría que, seguro, fue a tener a Nazaret por su concertado matrimonio por poderes con el durón de José el carpintero.

Alegrándome de que te haya gustado el repertorio de este año.

Saludos y salú!

Orlando el de Cesa -

EL RELATO NOS AYUDA ALGO MÁS PARA UNAS FELICES FIESTAS DE NAVIDAD Y UN PRÓPERO AÑO NUEVO, PARA TODOS Y PARA MÍ, YA QUE NOS PONEMOS A UN VINITO.

nando -

no se como lo haces epro te superas cada dia, ajaja , como buen aldeano, gracias me gusta lo que escribes y como lo haces, un abrazo amigo

Enrique el del Huerto -

Filingo, Manolo, vendrá (digo yo)del gallego-portugués o del castellano antiguo "filo">hilo.

Filingo era en mis tiempos hasta un insulto despreciativo:
- "¿Qué le pasa al filingo este? ¡Te doy un sonío que te hago volar!"

Hacer que una historia se pueda creer depende también de la aptitud y actitud del lector, el cual tiene que poner algo de imaginación por su parte para suplir la impericia o lagunas del autor.

Me gusta que te haya gustado, yo goce haciéndola y puliéndola.

Gracias, amigo, y que la "cosecha" del 2011 sea mayor en calidad y cantidad que la del año que acaba.



Enrique -

Olga querida, la burrilla sobrevivió en Egipto, seguro. Rastreando en la Historia se sabe tal cosa aunque se nos meta la duda en el cuerpo cuando leemos lo que cuenta el poeta anónimo al decir: " Camina la Virgen Pura de Egipto para Belén (...)"; seguro que el verseador en ese momento visualizó a una madre caminando para que su hijo (Jesús) fuera montado tan ricamente en la burrilla de mis entretelas.

Me alegra que te haya gustado, nos veremos un día de la semana esta que acaba el año. Besos.

Enrique -

Loly Verde, querida amiga, es verdad que no he parido familios (soy algo estrecho de caderas); pero, sin lugar a dudas, mis otras "paridas" son algo conocidas en estos últimos tiempos de bitácoras cibernéticas.

Meterse en el cuerpo y pensamiento de María y sazonarlo con algo de genio rabioso por mor de la pachorra de José, además de entrañable empatía, es un ejercicio gratificante que te ayuda a conocer a la otra mitad de la población, la más guay, ustedes.

BESOS, memorias y salud para todos.

Enrique -

¡Ay, Gloria! Se nota que tu no llegaste a conocer la santa pachorra del Santo José, ¡no fue capaz ni de encaminar al pesado de Raphael y su guineo tamboril! Con eso te digo todo.

Tuvo la Virgen María, recién expulsada la placenta, que darle dos chillíos para que cogiera el tole y se volviera a su casa por el camino que la nieve cubrió ropopompón.

Un beso GRANDÍSIMO para ti y... para el "pachorrúo" tuyo, también.

Enrique -

Mary Luz, querida prima, los descendientes y herederos del genio y caña briginia-Salomé, nos parecemos un algo poquito a la cara más humana de la madre de Jesús de Galilea y a sus rejerteos, extemporáneos o no.

Más cañas (y no filinguientas) debería haber por el mundo repartidas en manos que las supieran usar dando moquenque del bueno a todo cristo que se saliera de madre, otro gallo nos cantaría.

Espero que las pocas sonrisas que te pueda arrancar con los chascarrillos te duren, por un motivo u otro, durante todo el año que'ntra.

Besos, saludos y salud.

Enrique García Valencia y Saavedra Molina de Nido Cuervo -

Querido Pepe Saavedra, una vez mirados tus comentarios, a renglón seguido, me voy a mi propio relato y lo releo para descubrir allí lo que tu "ves" pero que yo (no sé por qué será)lo encuentro como normal tirando a flojo, debe ser que acabo jarto de tanta corrección, concreción y condensación para que el escrito "llegue" que, iluso de mí, no descubro lo que tú sí y opto, al final, por darte la razón (que CASI siempre la tienes).

Gracias AMIGO por tus comentarios tan alentadores que me ilusionan y me dan ganas de seguir haciendo cosas.

Tantas memorias. Saludos muchos y... mucha salud.

Manuel el del huerto -

Jajajaja… Me has hecho sonreir y soltar alguna carcajada en esta noche en que lo necesitaba.
Me encanta la humanidad de María, con los pies en la tierra, con dolores y malhumores. Así me la imagino yo, y no tan cursi como nos la pintaron siempre.
Tienes el arte, amigo Enrique, de ponerte en la piel del otro de tal manera que haces creíble y posible el relato.
Aquí a las patas flacas las llamábamos “finuas”. El término “filinguillo” no lo conocía jejeje…
Un abrazo muy fuerte de este amigo que te conoció tarde, aunque “más vale tarde que nunca”.
Manuel

Olga -

Me umagino la tabarra que dieron los pastores a la familia santa. Sin dejar descansar a la reciente mamá y ocupando todo el espacio libre del portal.
Me hiciste reir en muchas de las partes del cuento, se me saltaron las lágrimas en lo de la burrita, el ciego y el naranjel porque yo la puedo recitar de memoria tal como la aprendí de chica.
Un besote. Felices fiestas para todos.

Loly Verde -

Hola precioso amigo.
Si Maria pudiera leer esto desdeluego que estaria muy de acuerdo contigo en todos los sentidos.Yo me he reido un rato,nunca se me hubiera ocurrido relatar esta historia enfrancandome en sentires y humores tan humanos.Por otro lado¡ni que hubieras parido! que describes tan bien las molestias propias de tal estado.
No pierdas nunca las mañas de recrearnos,regalarnos estos tesoros literarios que tan bien se te dan.
Desearte salud,paz amor etc,etc para cada momento de tu vida.
Que el año venidero te traiga todo lo que desees.
Besos y achuchones.
Loly


Gloria Bertrana -

Buenísimo Enriqueeeeeee, lo que me he reído leyéndolo y evocando la escena.
¡Qué imaginación tienes, mi niño! si hasta Raphael estaba con su Tamborilero, jajajajajaj.

PD: sólo hay una cosa en la que no estoy de acuerdo. En el punto tercero habla María de la pachorra de su José como algo extraordinario. Pues...yo tengo a uno muy cerquita que es más "pachorrúo" aún. Debe ser un mal generalizado de los llamados varones, hombres o caballeros, porque conozco a unos cuantos que podrían disputar ese título con José de Nazaret. Todo esto dicho sin acritud, claro está.

Un besito con axuxón.

José Saavedra Molina -

Se me escapó una "s" en "podamos". Donde dice podasmos, debería decir "podamos". Mil disculpas.

José Saavedra Molina -

Mi queridísimo y entrañable AMIGO ENRIQUE. Me podrás acusar de que soy un aburrido, reiterativo y "plomo" amigo, pero es que, cada vez que escribes, como lo acabas de hacer, tienes la virtud de transportarme al paraíso. ¡Qué genio eres, qué maestría, qué arte tienes rejodíngano!. Que el Todopoderoso te lo acreciente para que puedas seguir, "per in saecula saeculorum" dándonos a todos los que tenemos la suerte de leerte, toda esa gran maestría, todo ese arte, todo ese saber hacer, para que nos ensopes a todos y nos recrees con tu saber y tus virtudes. Muchísimas gracias, Enrique porque "siempre" nos ENRI-QUECES. Admiro tu vocabulario y, sobre todo, el modo en que sabes usarlo. ¡Cómo nos Enrique-ces! ¡Cómo nos deleitas!. Ojalá que podasmos contar contigo por toda la eternidad. Nadie como tú sabe cómo deleitarnos. ¡Que Dios te bendiga y te acreciente tu buen hacer por los siglos de los siglos. Un abrazo y un saludo muy cordial.

Mary Luz -

Filinguillos :dícese a las patillas menudas de algunas personas.( conocí y conozco a unas cuantas, entre ellas a mi madre).
Enrique, mi prenda, me alegraste la tarde y me costo que votarme a la calle para intentar fortalecer mi patilla izquierda que está “ FILINGUILLA”.
Me tocó heredar la caña de Madrina Salomé, y no creas que más de una vez me dan ganas de partírsela a algún@s en la espalda.
No pierdas nunca las ganas de contarnos por estos días las andanzas de José y María. Parece como si tú y María tuvieran algunas palabrillas para desahogar las penas. Mándame la dirección que yo me apunto a cartearme con ella.
Felicidades por miles de cosas que no te decimos; por poner, en momentos chungos, una sonrisa en nuestras bocas, por dejarnos compartir tus tertulias con la Sagrada Familia ……
Te mando un beso con la estrellita que se dirige a tu encuentro.

Enrique García Valencia -

La buena de la BURRILLA (la pobre), se repuso en el poco tiempo que duró montado el "belén", llegaron los Reyes Magos de Oriente, se empadronaron de tapadillo y pudieron echar para sus respectivas casas a los rejodínganos pastores empeñados en cantar todo el rato unos villancicos repetitivos que no dejaban dormir a Jesús ni descansar al zorrocloco del padre putativo; tampoco podía pegar ojo la santa madre que al Niño parió, ella fue la que, jarta de tanta singuizarra, al ver que José no se movía, puso su mejor mala cara y, resuelta como era, les señaló el camino de regreso.

José curó las bichocas con grasa derretida del sebo que le dió un TAMBORILERO RO-PO-POM-PON llamado Raphael que había venido por el camino que lleva a Belén, el tal sebo lo usaba para lubricar el cuero del diablo artefacto musical que, al no dejar de aporrearlo, se te metía el guineo del pompompón por el sentío a base de bien, a ése fue al primero que encaminaron.

El buey y la mula compartieron la ración y el puñillo de millo tierno que les ponía delante el dueño del pesebre y ella misma, por sí sola, se las ingenió para refañar de aquí y de allí los pocos rastrojos y rebuscos que los diablos de camellos dejaron de comer; por lo tanto, cuando llegó la hora de arrancar la penca y tirar para Egipto, no hubo ningún problema logístico, se encajó en un singuío, de oasis en oasis, hasta el País de los Faraones, por que hasta allí fue a tener la Sagrada Familia huyendo del belillo de Herodes.

Tengo que añadir que también se repuso un algo, además de en los palmerales y fuentes de la ruta, en un naranjal que cuidaba un ciego que no podía ver (¡claro!) que dejó a los fugitivos descansar, esconderse, y comer la naranjas necesarias para matar los jilorios de la apremiante gazuza.
La Virgen, como era virgen, sólo cogía de tres en tres, y el Niño como era niño, todas las quería coger (...).

La burrilla (la infeliz) murió de vieja mucho después de que lo hiciera el cabrón de Herodes. Había ganado peso y panza; pero los filinguillos de patas seguían siendo los mismos filingos que tan bien supo reflejar, siglos más tarde, el famoso e inefable pintor Francisco de Goya y Lucientes, del cual es la última ilustración.

Memorias tantas para todos, besos, saludos y... ¡SALÚ!