ABRIL
Bastábale al clavel verse vencido...
Francisco de Quevedo
En abril se forjan las promesas
de las corolas amarillas.
Amanece el abril luminoso
para inventar el capricho,
con una escalera
hacia el placer y el esmero.
Atrás las rémoras,
atrás la oscuridad,
es la hora de los espejos,
de la gracia y la forma.
Las laderas vierten su perfil
en los dorados aleros,
para morder airosas
los espacios de la velocidad.
Firmes sus gavias,
resopla consonante abril
robando destellos
por las azoteas,
rezumando diabluras
que parecen virtud.
En los cofres las prendas
del dolor. No hay cara
ni nombre que no sufra
del marco o del ídolo.
Abril ha sido robado
por los tiranos de las sedas
que resuellan agazapados.
¿Volverá abril a los ojos
de la risa y la caricia?
Nunca se sabe.
Nunca se sabe
qué nuevo niño rey
robará el cáliz
de los altos besos usurpados.
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