AQUELLA VEZ
Aquella vez sí me quiso
bajo la música, terrestre,
con los ojos
como muros destilando
proezas de sangre.
Me quiso
voraz
hacia el alba desmesurada.
Y los poros eran ciertos...
y la noche erguía
líquidos y notas cautivas
en la catástrofe estelar.
Sin embargo aplaqué el solsticio
por no amanecerme,
sin embargo
abandoné su mirra
al bálsamo del plenilunio.
Por eso fuimos innumerables
a través de los metales.
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