BREVES APUNTES SOBRE LA HISTORIA DE LA SOCIEDAD. EL CENTRO CULTURAL Y RECREATIVO SAN NICOLÁS, ANTES CENTRO CULTURAL Y PROGRESISTA SAN NICOLÁS. I
Texto leído en la conmemoración del 75 aniversario de fundación
El año 1928 marcó un hito importante en lo que respecta a la historia social y económica de La Aldea de San Nicolás: la Comisión Ejecutora del Decreto Ley 15 de marzo de 1927 terminó de entregar las escrituras de las tierras a los colonos con lo que se acababa para siempre el Pleito de La Aldea y además se fundó la Comunidad de Regantes; se crearon definitivamente la plaza de médico titular y la Banda de Música Municipal; además se terminó, por primera vez en muchos años, una zafra tomatera sin litigios sociales. Por primera vez llegó, por mar, el primer vehículo a motor, la camioneta de los hermanos Cebrián. Y aquel año, que es lo que nos trae hoy aquí, se fundó el Centro Cultural y Progresista San Nicolás, la Sociedad, un 20 de agosto como el de hoy.
Los años 20 del recién pasado siglo habían traído a las Islas Canarias muchos adelantos tecnológicos en el contexto del puertofranquismo, con sus relaciones portuarias y las exportaciones de tomates y plátanos al mercado europeo de la libra esterlina. Sobre todo, fueron los pueblos del litoral los que alcanzaron una mayor cota de desarrollo social, económico y sanitario: boticas, bandas de música, sociedades recreativas, equipos de fútbol, etc., fueron elementos de aquel progreso.
Centrándonos en nuestra Sociedad, su fundación en 1928 se debió a una iniciativa ciudadana canalizada en buena medida por emigrantes que, en aquel año, habían regresado de Cuba, como era el caso de Simeón Rodríguez Navarro, Francisco Ramos León y Abel Hernández Medina.
De don Paco Ramos diremos que fue el primer presidente que tuvo nuestra sociedad. Había desarrollado en Cuba notables iniciativas sociales y políticas como miembro directivo de cuatro importantes entidades: la Asociación Canaria de Beneficencia, Instrucción y Recreo de La Habana, de donde saldría la Beneficiencia Canaria (una mutualidad), El Partido Nacionalista Canario y Canarias (otra sociedad cultural y recretativa) por lo que no es de extrañar que el régimen estatuario y reglamento aprobado en 1928, tenga parecidos a los de aquellas asociaciones canario cubanas. Sobre don Simeón Rodríguez, conocido constructor, sabemos que trabajó de forma muy activa en la fundación de esta sociedad aunque en la sombra, sin aparecer como protagonista, como también lo hizo en la sombra don Abel Hernández Medina. Todos ellos idearon la constitución de esta sociedad en las tertulias que llevaban a cabo en la tienda de don Basilio o en la fonda de las Narcisas2.
Junto a estos ilustres aldeanos emigrantes, también trabajaron las personalidades más destacadas de La Aldea, a fin de dotar al pueblo de un centro social que aglutinara las relaciones y actividades recreativas. En principio se instaló su sede en esta misma calle, en un local propiedad de Manuel Afonso.
A la nueva fundación se la dotó, entre 1928 y 1936, de una filosofía progresista con la adquisición de libros de tendencias sociopolíticas que luchaban contra el ostracismo que aún se daba en la vida y sociedad.
En el plano recreativo comenzó canalizar la diversión de la juventud en los animados bailes, unos de carácter oficial que requerían la máxima compostura (traje, corbata…) y otros llamados de asalto, que no precisaban del rigor reglamentario. Ambos fueron relegando a un segundo lugar a los bailes de taifas que se daban en casas particulares.
El golpe militar del 18 de julio de 1936 afectó profundamente a las ideas de progreso que representaba nuestra sociedad; muchos de sus libros, los considerados de tendencias democráticas, sindicalistas o de izquierda. fueron quemados como en la época de la Inquisición. Los cargos directivos y actividades fueron controlados por personas muy afines al nuevo régimen del franquismo, en el ambiente bélico que por entonces se vivía.
Los años de la posguerra, aunque difíciles por la carencia de los recursos vitales, fueron afianzando aún más al ahora Centro Cultural y Recreativo San Nicolás, que traslada su sede al actual edificio, propiedad de la familia Quintana. Por entonces los bailes de taifas se mantenían en lugares como El Hoyo, Tasarte, Tasartico, etc., pero en decadencia. Los bailes eran amenizados con la música de un piano unas veces tocado por Santiago Suárez (Taíllo) y otras por el director de la banda municipal de música Buenaventura Araújo (Venturita).
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