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ARTEVIRGO, desde La Aldea, miradas y voces

SECUENCIAS REMOTAS

SECUENCIAS REMOTAS

No sé en qué época de mi primer lustro de existencia comenzó a mostrarse, pero sí me acuerdo bien de que lo hacía, un día sí y otro también, en aquellas bucólicas tardes aldeanas que, al estar exentas de actividad o de quehaceres obligatorios, festonaban indolentemente nuestro largo y perezoso disfrute vespertino de cada jornada.

 

Socarrón, insinuante, diplomático y persuasivo, se situaba a mi derecha con el único, expreso e íntimo afán de alegrarme combatiendo el tedio de unos soporíferos momentos en los cuales, por falta de recursos lúdicos, podía aburrirme soberanamente a pesar de mis denodados esfuerzos por encontrar pasatiempos que se amañaran al lugar, a la hora y al clima reinante de la época.

 

Por mor del frío o de la ocasional lluvia, en invierno jugábamos muchas horas dentro y cerca de la casa, en la acera del Almacén de Los Picos o en un llano sito al canto atrás del solar comunal perteneciente a mi abuela coma Pepa  Briginia y a su numerosa jurria de hijos, tropilla de nietos y demás parentela.

El resto del año nuestro deambular y vagabundeo exclusivo y excluyente, nos llevaba hasta los alejados lindes grupales de otras pandillas ajenas a la nuestra propia. El buen tiempo biestacional nos daba campo suficiente para desarrollar en amplitud toda la batería de ocurrencias que afloraban a través de su magín polivalente y desde mi volátil cabecita calenturienta.

 

Enfermó de distancia insalvable, de abandono temporal y de excesiva madurez obligatoria, allá por el tramo final de los cincuenta (creo recordar).

La mudanza definitiva que mi familia realizó a la capital de Las Palmas dio comienzo a lo que sería el necesario ocaso de nuestro cerrado compañerismo a prueba de bombas.

Él quedó anonadado y mohíno en una Aldea que se me iba alejando mes a mes; yo me iniciaba en una ciudad que ponía fundamento obligatorio a mi forma de ser un tanto dispersa e innecesarios calzones de pata larga en el diseño personal de mis aún lampiñas piernas, al tiempo que me robaba todo aquel lejano sinfín de experiencias comunes compartidas, codo con codo, junto al que fuera mi alter ego de otrora, con mi otro yo de siempre, el que –a pesar de mí– modulaba y mandaba en gran parte de mis proyectos y relaciones comunitarias de los años de la niñez.

 

Se fue con la distancia no premeditada, se esfumó lentamente, sin alharacas ni reproches y…, un buen día (por decir una expresión al uso) desapareció, dejó de participar en mi cotidianidad y de mis más nuevos, añejos y alejados intereses de la novísima Rejonia que, desde el chispeante barrio de La Isleta, se iban esbozando sólo para mí. Se mudó de mis terrenales anhelos, traspasó la barrera máxima de la edad permisiva y, finalmente, llegado a ese umbral decisivo de no retorno, lo olvidé sin darme cuenta de su ostensible mutismo.

No me lo había vuelto a tropezar hasta ayer cuando, por sorpresa, desde una página de relaciones sociales, vía ordenador, me sonrió con su eterna y característica mueca amigable e hizo voltear mi adormecido corazón de adulto empedernido.

 

Creí al principio que podría ser yo exclusivamente metido en la pátina de una foto individual en blanco y negro; pero, después de un nervioso examen en profundidad, descubrí que no estaba solo en aquel retrato de antaño: a mi diestra, asomando su carilla de cómplice redomado por detrás de mi desvaída silueta y de mi boca desdentada sin las paletas superiores, aparecía claramente –ahora llenándolo todo– su presencia invisible inmune al tiempo, a los avatares de Cronos y a mí mismo.

 

Era –aunque borroso por los dos lagrimones de añoranza invasiva– mi esotérico e inseparable amigo imaginario de aquel tiempo tan lejano que, como un relámpago, llegó sacudiendo los actuales pilares de mi total seriedad conformista, haciendo que el familillo que fui volviera a retroalimentar sus adormecidas aptitudes de siempre, dándome nuevas armas para afrontar –con la despreocupación que sabía esgrimir– los presentes retos de mi cuasi anodino fluir de ahora.

 

Alguien etiquetó la instantánea fotográfica como Enrique García Valencia; pero yo sé más de lo que podemos ver y apreciar en la imagen de ese tal pretérito pluscuamperfecto y… quizá me dé por compartir con los otros esa visión extra de aquella realidad de mi niñez plasmada en la cámara oscura de un retratista anónimo e, incluso, quién quita que lo escriba en el muro de la amistad cibernética y que llegue así a romper el autosecreto, el intimista y mágico acontecer que dicha estampa del antier me estuvo evocando antes y muchísimas horas más tarde de que me atreviera a pulsar –después de empapar totalmente mis retinas con ella– la tecla de salida en la rutina sorpresiva de hace veinticuatro horas cuando, de forma un tanto apresurada y apremiante, el diseño astral imperante en Cáncer y la muy astuta Causalidad –más algún desinquieto ente sutil– dirigieron mis pasos hasta mi poco usada computadora doméstica de toda la vida para que calafetiara un rato en el dichoso y agobiante feisbuk de los demonios enredadores o…, tal vez (muy tal vez) podría decir de los ángeles y querubines tutelares del pasado glorioso.

 

A lo mejor, con esta última fórmula angelicalmente formateada NO quede mejor definida esa novedosa página de Internet productora de todo tipo de sorpresas y de tantos sobresaltos de orden diverso; pero a mí, que tiro poco de ella, con lo que me da, me basta y sobra e, indudablemente, no me angustia nada dejarla colgada hasta ese “nuevo aviso” que, por cualquier inusitada vía, sé que me hará llegar algún heraldo minibite convocándome a nuevos eventos colgados para mí en esa rejodíngana caja de pandora: oráculo multidireccional –pleno y rebosante de modernismo cool–, que en su gran conjunto viene a ser la dichosa Red Social extendida entre nos.

 

La Aldea, verano de 2011

26 comentarios

Antonio E. -

Querida Lucía, el tándem que formamos mi amigo y yo se da corrientemente en muchas personas, incluso entre Pérez y tú misma, el problema siempre surge a través de la dichosa incompatibilidad de caracteres y el subsiguiente divorcio con su alejamiento anexo.

Mi caso ha sido de concubinato flagrante y continuado, con lunas de miel y de hiel incluidas en periodos intermitentes.

Besos y abrazo, Luci.

Luci Delgado -

Antonio y Enrique forman un bonito duo que no para de darnos sorpresssas, señor García. Me da que las ocurrencias que saltaban de tu amigo a ati siguen sucediendo y no tan remotamente.
En dos palabras decir que ME GUSTÓ.
Besos de amiga que y recuerda que Delgado, Pérez Lucía (tu broma de siempre).

Ramos Vega Enrique -

Querido Paco, el placer de poner por escrito, vía sentimiento, todos aquellos momentos vividos por nosotros es, cuando menos: gratificante. Para mi supone un ejercicio de engrase, como si calafetiando en mi cerebro me pusiera más al día retroalimentado por aquel ayer nostálgico y formativo de nuestro hoy incuestionable.

Un ABRAZO GRANDE DE ATONIO y... también de Enrique (por supuesto).
Memorias tantas.

Enrique -

Olga, creatividad es una palabra que me agrada ver de tus teclas; tú, que eres tan exigente, me alabas con tu comentario.

Un beso de compincheo.

Enrique -

Querida Marha, eres de las que ve a través de la cáscara (eso ya lo sabía) y margullas en los gestos y en las intenciones de los demás quedándote con la esencia.
Es mucho el cariño que te tengo como para intentar ponerlo aquí, asi que no nos queda más remedio que vernos antes del día de Las Nieves pa alegar un rato.

Un beso GRANDE:

Enrique -

Querido amigo Juani,sí, estaba en un momento de toque y justo en el lugar donde me gusta estar: en El Verilillo, sin mucho rebumbio de olas ni bambollla de jugadores de baraja.

El sentimiento de añoranza por haber visto una foto que hacía milenios que no veía (además de otros factores) tuvo la culpa.

Un abarazo, tío.

PACORAMOS -

¡AY,LA NOSTALGIA,LA AÑORANZA ,LOS RECUERDOS...NUESTRAS EMOCIONES ABARCAN INFINIDAD DE SENTIMIENTOS.EL DE LA NOSTALGIA, DEL GRIEGO "NOSTOS" REGRESO,VOLVER A CASA, Y "ALGOS" SUFRIMIENTO, RECREA ESOS MOMENTOS DE LOS QUE NUNCA QUEREMOS SEPARARNOS,AUNQUE ALGUNAS VECES SE REVISTAN DE PENA Y SUFRIMIENTO.EL REFUGIARME EN ELLA EN OCASIONES, ME AYUDA INCLUSO A SERENAR MI ESPÍRITU Y ESTABLECER NUEVAMENTE EL "EQUILIBRIO".
ERES ESPECIAL DESGRANANDO ESOS MOMENTOS CON LA TÉCNICA Y SABIDURÍA QUE TE CARACTERIZA.
SIGUE UTILIZANDO ESO " ENDEMISMOS ORTOGRÁFICOS ALDEANOS" AUNQUE ALGUNO TE INTERROGUE A CERCA DE SU SIGNIFICADO. FELICIDADES POR S ANTONIO EL CHICO Y EL GRANDE .ESTE ÚLTIMO POR LO QUE ERES.BESOS Y APRETUJONES PARA LA JEFA.

Olga -

Siempre es Benja quien me alerta de las novedades y esta vez me dio prisa para que lo leyera, puso una mueca como de complidad contigo.
CREATIVIDAD ES LA PALABRA, me encantó la forma en que vas camelando al lector desprevenido que se va encontrando con algo común atodos nosotros pero bien expresado.
Si la yegua y la perra me dejaron embelesada esto de ahora me complace tanto que va aparecer que soy amiga tuya.
Un beso, te veremos. ¡No faltes!

Martha -

Siempre he conocido a ese niño con su "eterna y característica mueca amigable" que hace "voltear los adormecidos corazones de adultos empedernidos."
Eres un ser tan especial, que aún llorando por dentro transmites alegría y tranquilidad. Sabes que te quiero mucho y aprendo mucho de ti.

Juani -

Muy interesante este escrito plagado de sentimiento, me gustó mucho leerlo. Las presencias que creemos sentir y ver son parte de nuestras vidas.
Se nota que estabas en un momento e "toque".
Un abrazo Enrique.

Verde Amigo -

Gracias querida amiga (no imaginaria) por tus comentarios. El escrito tiene que ver con todas aquellas cosas en las que creemos o que atesoramos por algún motivo especial.

La energía de Iguazú me llegó, quien quita que se transforme en alguna cosilla potable (por lo de tanta agua) y legible al estilo de la presente.

Un abrazo, besos y memorias tantas.

Enrique García Valencia -

Querido Paco, sí, el tal amigo se coló estos días atrás en mi vida presente, así como dice el relato (o casi). Lo tenía arrinconado al canto abajo de mi cerebelo, tapado con capas y capas de prisas y corre-corre.
Me gusta que te guste,está hecho con mucho cariño.

Un abrazo, nos veremos pronto (Dios mediante).

LOLY VERDE -

Hola precioso Amigo.
Antes que nada mil felicidades por tu cumpleaños.Este año no te llamé pero tuve un pensamiento muy especial para ti al pié de las Cataratas de Iguazú en Argentina.
Me ha encantado este relato y gracias por compartir estos sentires y con ello hacernos partícipes de tu historia personal.
Mucha energía desde tierras lejanas.
Besos.
Loly Verde

Francisco Reyes -

Muy bonito el relato de tus secuencias remotas de la niñez. me gustó bastante la forma de colocar a tu amigo invisible en la historia presente de tu vida.
Hace tiempo que no colgabas nada y te estaba poniendo falta.
Un abrazo y recuerdos de los otros-

Vega García Valencia -

Mi foto infantil está un poquito rasgada en los bordes por mor de nuestra mudanza a Las Palmas Capital.

El atesoramiento de las vivencias compartidas por MI AMIGO IMAGINARIO, Rejonia, La Aldea (y yo mismo), conforman un champuriao variopinto del que echo mano cada vez que se me descarrila el pomo de LA AÑORANZA, la mixtura del mejunje me lo consuela y recoloca en el sitio donde debe estar: allí, al canto atrás de mis angustias vitales, empujándolas, transformándolas, archivándolas, postergándolas...

Un abrazo grande; no, uno GRANDÍSIMO.

El de Rejonia -

Benjamín, querido amigo, La Aldea me está sentando tan bien que me arriesgo a padecer las iras de ustedes. La semana que entra, Dios mediante, los veré en el cyberzeta.

Los hay morrús, pero también proliferán los Benjatorrentús, especímenes proclives al empecinamiento (no empenicamiento), UN ABRAZO. Memorias a tu tribu de mujeronas.

García y Valencia -

Yaiza, muchas gracias por tus comentarios. Hay nostalgia en los recuerdos, pero también alimento vital del espíritu.

La gente suele decir que de recuerdos no se vive; yo añado que sin ellos no se puede vivir.

Gracias tantas; traspasaré tus recuerdos a mi dilecta madre.

Primo Antonio -

La recuperación del amiguillo se debió a las fotos que tú pones en el facebook (otras personas también cuelgan cositas muy entrañables).

El día que surgió la idea del texto fue porque me "vi" tal cual era -y lo vi a él agazapado a mi espalda- en uno de los viejos retratos que las páginas muestran.
Tienes,entoces, parte de la culpa. Gracias tantas, BESOS.

Pancho Primo -

La cierta felicidad que podría emanar del texto se debe (creo) a que estoy superando poco a poco la pérdida de la persona (otro "alter ego" más) que formaba la mitad de mi alma; el confeccionar tal artículo vino a retroalimentar mis vivencias, mis mejores vivencias.

Un abrazo grande, GRANDE.

Antonio y Enrique -

Querido amigo Siso, elegiste una de las frases que a mí más me gustan del artículo, ésa en concreto la elaboró Antonio, por eso me sorprendí un poquito al leerla (hay que decir que la releí varias veces), él tiene ese tipo de ramalazos acertadamente poéticos; yo no, yo soy condenadamente prosaico.

Gracias mil por tu bonito comentario, estamos obligados a decírtelo y... claro, nobleza obliga.

Pepe Valencia -

Nuestros recuerdos,Enrique,están grabados en nuestro cerebro y duermen sin morir, hasta que un flas inesperado los ilumina y surgen de la oscuridad muchas veces más brillantes que la realidad. Es gratificante saber que en cuanto removemos un poco esos cliché que tenemos ocultos, al revolver un poco, y transportándolos al laboratorio cerebral, los revelamos de nuevo, dándonos otra oportunidad de observarlos de nuevo, como una nueva fotografía más nítida aún, y palpar con más detenimiento secuencias del pasado cargadas de sentimientos.

Benjamín -

Lo de volátil cabecita calenturienta te quedó muy fino (morruda cabezota es más cercano a la realidad).
Feliz cumpleaños y feliz cuento. Otras veces nos has hablado del amigo imaginario o de tu otro Enrique llamado Antonio pero hoy casi que lo he visto haciendo trastadas contigo en esda Aldea que no se te va de la boca.
Nos vemos en Rejonia un mes de estos. Recuerdos de todos (la bajada de la Virgen estuvo emotiva) Un abrazo.

yaiza152000 -

Gracias amigo por narrarnos con tanto realismo tus sentimientos.Veo que los recuerdas con mucha nostalgia que ni siquiera el tiempo te lo ha hecho olvidar.con estos bellos escritos me trasladas a mi infancia en nuestro querido y adorado pueblo aldeano.Saludos para tí y para tu madre.

Mary Luz -

Primo,¡ Felicidades!.
Podemos decir que dobles, por el cumple y por poder recobrar a tu amiguillo.
Por la manera en que lo narras se nota que bien grande era su compañía, más sabiendo que tenias una tanda buena de familios a tu alrededor.
Hace tiempo que esperaba tu nuevo relato y al fin llegó. Tenía ganas de recordar un poco esa casa tan grade de gente que teníamos. Miles de gracias por llevarnos al pasado, hoy hasta me vi por la ladera de San José.
Cientos y cientos de felicidades y besos volados.

Pancho el chico -

Siempre he sabido y notado lo que disfrutas escribiendo los "cuentillos" (perdón, yo digo como Deme) con que nos deleitas. Sin embargo, hoy he podido captar también cierta felicidad por tu parte. No se si anteriormente me la he perdido o no; o que quizá en ésta fuera de obligada notoriedad ese estado de ánimo tuyo. De cualquier forma, he disfrutado de manera especial y bien sentida.
Un abrazo, primo. Y Feliz Cumpleaños

Siso -

Agradable sorpresa amigo Enrique.
No es uno muy ducho en la estructura narrativa pero no hace falta ser un lince para entender que en este texto hay calidad y horas de pulido. Creo yo.
Cuánto puede dar de análisis emocionales nuestros retratos de tal como éramos. Me quedo con "Se mudó de mis terrenales anhelos, traspasó la barrera máxima de la edad permisiva y, finalmente, llegado a ese umbral decisivo de no retorno, lo olvidé sin darme cuenta de su ostensible mutismo".
Salud y que la maña no pierdas.