ROMERÍA DE SAN NICOLÁS DE TOLENTINO 2007
Más de cuarenta carretas, cientos de romeros, no sé cuántos aldeanos y visitantes curioseando, picando alguna papita arrugá, una sardinilla o lo que cayera. Una romería familiar, agradable y muy en el espíritu hospitalario de La Aldea.
Quitando algún que otro traje poco tradicional, se puede decir que este año hemos mejorado, sobre todo en el buen ambiente, menos cargado de botelloneros y más centrado en la parranda y la ofrenda al santo, que para eso estamos.
Podría haber más parrandas, bailes y cantigas, pero eso puede mejorarse para el año próximo, a ver si se animan más gentes de la cuerda. Aunque esto no le restó color y alegría al acto, podrá tenerse en cuenta para ir mejorando una romería que ha calado muy adentro en el sentir de nuestra gente y que la está mimando fiesta tras fiesta, y eso se nota.
Maquetas de la ermita antigua, de objetos y enseres de la cultura popular, formaban un hermoso y animado desfile. Destacaron entre ellos, la exhibición de los lanceros de la Jurria El Salem, que se lanzaron desde alturas asombrosas y una muestra acertada del proceso de pasar higos y tunos.
Y digo yo que esta gente tiene el diablo metido en el cuerpo (al decir de Grau Bassas, a fines del siglo XIX). Si los ves en las verbenas, los ventorrillos, chiringuitos, la rama, la misa y la procesión, la romería… ¿Quedarán ganas para mañana bailar en el muelle y jincarse al charco? Masiao no lo sepas.
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