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ARTEVIRGO, desde La Aldea, miradas y voces

Diciembre de terral

Diciembre de terral

 

A través de las fugas, caideros y vericuetos de la Acusa Seca, resbala su catabático aliento frío el aire de terral que baja desde su agreste nido montañoso en las altas cumbres de Tejeda y, por el barranco, de bola en bola, saltando va su lánguido frescor eterno en el pugnaz intento de regarse totalmente con la brisa estacional que, en su lento y sigiloso planear, abrazado lo lleva.

Como un oscuro singue de azabache alado, pasa silencioso soplando al desgaire las añejas esencias perfumadas de la entrañable Navidad mientras -pertinaz, desinquieto e indino- agita el manto tenue de su blanco frior campestre por todo el amplio valle de mi querida Aldea.

Al mismo frenético ritmo que sus jornadas postreras, y entre leves celajes de tul rasgado a trechos, a su derrotero final e ineludible se dirige este último mes fugaz compartiendo las extensas alas de la brisa terral compañera que, con su frígido timón blando, enarbolado lo guía y orienta hacia una nueva etapa plena de viejas ilusiones renovadas, de sueños inconclusos, de legítimos anhelos por apresar -o retener al menos- el esbozado reflejo de una voluble Dicha que se manifiesta tan esquiva, lejana y remolona cuando nuestras monedas de ilusos deseos son arrojadas a su seductora fuente ya de por sí bastante repleta.

Pasa el diciembre fugaz entre celajes leves de rasgado tul. Pasa el Terral frío como un singue oscuro de azabache alado. Continúa la Existencia el propio camino al socaire resguardado de su ida eterna y, con ese perenne fluir que la Vida es, pasamos también inexorablemente todos nosotros siguiendo los hitos venturosos que ella, con los ambiguos trazos de un futuro incierto, al pasar presurosa, nos va marcando de forma aleatoria sobre el recorrido perpetuo de su infinita y sinuosa estela.

 

Enrique García Valencia, La Aldea de San Nicolás / 2009.

 

35 comentarios

Enrique -

Es verdad, con ellas -con todo aquel matriarcado de suave gobierno-, el terral era menos, y el tiempo pasaba más despacio, y no había (no nos llegaban) tantas preocupaciones.

El terral nos habla del invierno e invierno evoca Navidad. Hoy en día sigue siendo lo mismo, por lo menos aquí en La Aldea. El clima es cíclico y vuelve cada año. El Tiempo de la vida es lineal, como un billete de ida, no tiene vuelta atrás.
El mensaje, Digna, sería que nosotros combatieramos su fugacidad con un aprovechamiento más activo, que no dejáramos escapar en boberías ni un mísero minuto. Todo es ponerse.

Un beso GRANDÍSIMO, nos vemos en el cumpleaños de la de nuestra lotería; a lo mejor antes, que... hay que predicar con el ejemplo.

Digna -

Querido Enrique:
Siempre te las apañas para transportarnos en el tiempo y en los recuerdos y no sé por qué pues tu relato nos habla del terral y un diciembre que pasa fugaz entre otras muchas cosas.
A mí me ha transportado a una Navidad con hermanas chicas, a Papá haciéndonos el nacimiento, a Abuelita a nuestras tías siendo nuestras estufas de cuerpos y almas haciendonos el gusto en todo lo que podían y dándonos las manos azotadas y ásperas pero cariñosas y reconfortantes, el terral con ella nos llegaba pero menos.
Un Abrazo.
Digna

Enrique -

Un abrazo, Benjamín. Nos veremos, Dios mediante la semana próxima. Aquí en La Aldea se está muy bien, algo de terralillo comienza a bajar desde los altos de Tejeda, pero... como todavía estoy yendo a la playa acumulo calorías para las tardes-noches (lagartija total).

Se nos pasa la vida hablando de que tenemos que vernos, debe ser que -por más que queramos- el Tiempo pasa al ritmo que a él le da la gana y no nos deja ni un minuto de más.

Un abrazo y memorias aldeanas para todos.

Benjamín -

Hola Enrique, hoy es día de reunión en el cyber y falta mucho personal.
Recibimos tu postal de navidad que Pepe Valencia y tu han hecho para este año. Muy bonita y fina dicen por aquí. Hoy llueve,no hay frio de terral pero hay atasco y grandes charcos en las calles de la zona.
A mí personalmente me gustó mucho el texto "Diciembre de terral". Estáque puedes sentir el friillo mientras la lees.
Un abrazo de toda la basca. Nos veremos el veinte.

Enrique -

Querido Juani, ¿qué puede decirte de la Navidad una pobre lagartija con alma de singue? Que no hay lajas ni suficientes teniques a mano (o a pie de pata) para meter la cabeza debajo y en espera de la Epifanía liberadora.

Cuando te toque hacer reparto por La Aldea, déjate ver para hacer un "tour" por los lugares que María la del Parral vestida de mascarita jarabandinga solía recorrer.

Valor, salud, suerte.

Enrique -

Querido Pepe Valencia, el diciembre fugaz y frenético, le Vida que nos desbatara los planes y nos marca sus venturosos trazos, el frío y cíclico Terral que año tras año nos llega barranco abajo y de bola en bola saltando, la rejodíngana Navidad comercial de bambollas varias ,y todos los demás trajines que nos ocurren durante nuestro calendario anual, ocultan siempre una cara, una faceta camuflada de la alcanzable Dicha casera y cotidiana que, incondicionalmente, se nos ofrece; pero, a veces, deseando que nos sucedan cosas magnificas y extraordinarias, solemos descartar tontamente esa generosa oferta.
Olvidamos con mucha frecuencia que: "Vale más Dicha a mano, que ciento de posibles Felicidades volando".

Un abrazo GRANDE.

Enrique -

¡Ay, Carola!

Cuando el frío Terral se instale definitamente en mi alma.
Cuando el mundo pierda toda su magia vital.
Cuando mi indesmayable enemigo sea yo mismo.
Cuando en mi moneda salga cruz una y otra vez.
Resistiré.
Resistiré erguido frente a todos... si no me faltas tú.
(Dúo Dinámico y servidor)

Te sigo hablando.
Un beso, esta vez sólo de Enrique solo.

Juani -

Enrique de los vientos anunciadores de la Navidad y demás locuras de fin del año.
Tú siempre has sido un singue con espiritu de lagartija. Acuerdate de las fiestas paganas del barranco de Amadores y de Tiritaña, allí no soplaban el terral (y si soplaba más soplaba yo y el burro alante pa que no se espante.)
Estos días estoy por tu zona y puede que te vea.
Que te se leve la que se avecina.
Un abrazo.

Colegio Josefa Hernández Guerra -

Muchas gracias, Enrique. Nos ha gustado mucho, memorias y besos para tí también. Felices fiestas, feliz Navidad y un buen año nuevo. Pedro, Natalia,Joel, Israel, Norma ,Carlo, Ingrid, Yudith, David, Kevin y Pepe.

Enrique García Valencia -

Querido alumnado del colegio Josefa Hernández Guerra, estoy gratamente sorprendido y contento por este inesperado comentario de ustedes.

El diccionario es una de las herramientas más importantes para los que estudian e investigan cualquier área del saber, siempre hay que tenerlo a mano porque no podemos tener a un Pepe Valencia al lado y en cada momento para que nos ayude con el vocabulario. Bien por todos ustedes.

En otros lugares, cuando se acerca la Navidad, esperan la nieve como mensajera que anuncia estas fiestas tan bonitas.
Nosotros en Canarias nos tenemos que conformar con el Terral y otros vientillos fresquitos (por San José de las Vegas tienen que saber mucho de frescor invernal), esas brisas y vientos también son los precursores del nacimiento del Niño Jesús y del Año Nuevo.

Un saludo desde La Aldea para todo el colegio.

Son las nueve de la noche, me voy rápido para mi casa, como un singue de azabache alado, hace frío en las calles y... hay que recogerse temprano.

Memorias y besos.

Colegio Josefa Hernández Guerra -

Está superbién.Si lo tuviéramos que escribir nosotros nunca lo habríamos explicado mejor. Algunas palabras no las entendíamos pero Pepe nos las explicaba con la ayuda del diccionario.Felicidades Enrique por este escrito tan bonito sobre Diciembre y el frío invierno de la Navidad.

Pepe Valencia -

Diciembre de terral es un cúmulo de sensaciones y sentimientos que se sienten en estos lugares de ensueño protegidos de montañas que vigilan y custodian a sus pobladores que, arraigados en su valle y a las faldas de sus laderas, también se recubren y se resguardan del terral con la coraza del calor de los hogares y del amor cálido que emana de sus corazones. Gracias por hacernos sentir Diciembre de Navidad como debe ser.

Enrique García Valencia -

Querido amigo Juan Ignacio, sí, "Otra vuelta con la Pascua dichosa", ya está de nuevo aquí. Ese titulillo, de aquel escrito, tiene al menos dos significados y, según tu estado de ánimo y de ánima, eliges uno u otro; además de encerrar una gran dosis de ironía sarcástica (valga la repetición), lleva también gran cantidad de deseos de hacer las cosas más agradables para todos.

Este escrito del Terral se me fue (mi ánima así lo quería) por derroteros tan serios e hirsutos como son los del paso del Tiempo y de la rejodíngana Vida. Me gusta que te haya gustado.

Abrazos, besos y memorias tantas (no tontas) para todos ustedes.

Carola -

Me hablas de terral frío, que drena mi cabeza en invierno con viento racheado en el silencio de las más altas cumbres, y que desde La Aldea, se divisa receloso hacia la costa de mis sueños. No en vano, siento cantar a Pablo Milanés sobre: “quedan restos de humedad.” En tiempo de invierno, las vivencias tienen una extraordinaria nitidez como el paisaje que rodea nuestra memoria y gran culpa de ello la tiene ese frío intenso que sentimos alguna vez en la piel.
Me hablas del paso por la vida, frío y cálido a la vez. Pasa, sí, y nos vamos con el viento en la esencia de una coexistencia que vislumbramos cada día, a pesar de retener-nos en los espacios de las verdades eternas…
Me hablas de la sencillez de las ilusiones. Cuando se van unas, llegan otras y lo más importante: ¡NADIE NOS LAS PUEDEN QUITAR!
Me sigues hablando…
Un beso: Carola.

JUAN IGNACIO -

Querido y apreciado Enrique.
Decia el filósofo y literato francès Voltaire,que"los hechos y las fechas son el esqueleto de la historia;las costumbres y los intereses de los pueblos son su carne y su vida".Sigue así escribiendo sobre nuestras costumbres,que bonita descripción del aire frio que baja de las cumbres de nuestra isla,y del paso fugaz de la vida.Diciembre que se va en un pis pas,ayer volvi a leer tu escrito sobre!Otra vuelta con la Pascua dichosa¡.Que de actualidad.
Con mis mejores deseos de paz y felicidad en el amor de los tuyos.Juan Ignacio

Enrique Valencia Huertas -

Querido Manuel (del primero de enero), el texto admitía cierto barroquisco en cuanto que la misma Navidad lo es por sí misma y por su parafernalia añadida.

Hay palabras que me llegaron un día, se posaron al canto atrás de mis meninges y allí se quedaron; catabático es una de ellas, apareció en una época en la que yo ayudaba a un futuro aviador con las matemáticas y le tomaba las lecciones de navegación, vientos, nubes, corrientes...; de eso hace ya treinta terrales ,por lo menos.

Junto a esos "culteranismos" de pacotilla hay otros palabros más de andar por casa, como para compensar o... contrapesar: singue, caidero, desinquieto, indino... Me alegar saber que te ha motivado y que, al final, te gustó. ¡Bien!

Me pasaré por Las Torres (Dios mediante) antes de las vacaciones de Navidad y, si me tuviera que enconclillar a escardar la yerba, no dudes que lo haré con mucho gusto aunque me aquellara el cuadril y sus alrededores lumbágicos.

Un abrazo GRANDE y... memorias tantas de un aldeano empedernido.

Manuel el del huerto -

Querido amigo Enrique.
Si he de serte sincero, el texto lo tuve que releer para enterarme bien. Muchas palabras las desconocía. Del terral, ni idea. De eso no hay por la ciudad de Las Palmas. Catabático, ¡menúa palabreja rara esa! De Grecia dicen que vino. Katabatikos “bajando colinas”. Y así, montones de palabrejas. Parecía que estaba leyendo un texto de Góngora o de su época. Jejeje… ¡Qué ignorante soy!¡Cuánto me falta todavía por aprender! En fin, me motivastes para buscar cosas nuevas.
¡Ya no te acuerdas de nosotros aldeano! De nuestro huerto, que ahorita mismo se está poniendo verde, verdecito claro con las “cuatro gotas cagaas que han caído”. Me he pegado la tarde regando, podando y trajiniando por allí y ahora estoy molido.
Sabes que me encanta leer todo lo que escribes aunque no lo entienda a la primera.
Un abrazo desde Las Torres. Manuel

Enrique -

Querido Papito, ante todo mi felicitación por tu Francisco Javier de hoy.
Tu estancia en Colombia y los calores que pasaste allí, te sirven para comparar con la tranquilidad del terruño y con el teralillo que debe haber por tu Teror de ahora (si lo hubieras cogido allá para aliviar los sofocos y evitar los mosquitos).

Un saludo para Patricia y Nayala, para ti (además) un abrazo.

Yo, aquí guayando hermano.

Paco Reyes -

Muy,muy bonita la composición que haces con todas esas cosas que nos cuentas. Cuando yo estuve en Colombia la gente hablaba de un viento suave que se llama terral y sopla de tierra hacia el mar por la noche. Los barcos de vela lo aprovechan para navegar hacia la zona caribeña. No es frio porque alli el clima es caluroso y con mucha humedad.
Nos vemos, saludo y un abrazo hermano.

Enrique -

Los de la "autopista aérea" eran un trío que se coplementaba con Vicente el del Barranquillo Santo (el hijo de Carmen la de Andrés Múa) y los vericuetos aquellos eran, además de para jugar -aun siendo pendejús-, para eludir también la ira y castigos físicos del padre de Llarena (solíamos estar allí de tapadillo); por aquel entonces él era el guardián de La Casa Nueva en El Parral.

Sí te aseguro que por esos días y en aquellos lugares no había frío (o no lo notábamos), "asotaos" sí que estábamos; teníamos los labios y piernas como un mapa hidrográfico, por no nombrar la cantidad de achocaduras y de bichocas que portábamos todo el año.

Un beso repartido con Montse (o... varios). ¡Salú!

El de Demetria -

Querida María Luisa, tu madre combatía tu frío de terral con alimentos calentitos; pero no sabes (o sí lo sabes) que a mí, como me fascinaba La Tienda de Purita cargada de juguetes mil, no me importaba venir desde Los Llanos -sorteando el friíllo de las calles- para plantarme en la puerta todo el tiempo posible admirando los reyes de aquel año. Me volvía como un singue para mi barrio calentito de ilusión y de la carrera que me daba para no ser castigado por no haber pedido el permiso que no me iban a dar.

Un beso grande-grande.

Pancho Primo -

Querido Panchillo, se nota el parentezco en tus buenas palabras para comentar los escritos; gracias tantas.

El terralillo para los que todavía usábamos calzones chicos era un pisquito jodido, lo combatíamos gracias a nuestra sangre joven de familios desinquietos y a los juegos del final de la tarde: carabina y el cogequea, sobretodo.
Sí me acuerdo (como si fuera ahora) que, en los pocos momentos que las tías estaban sin hacer nada, sacaban las manos que tenían debajo de los delantales y nos calentaban los carrillos y nuestras propias manos con las de ellas.

El tiempo pasa, pasan y pesan los años, pero estos recuerdos cálidos ayudan y retroalimentan desde allí nuestro presente y futuro.

Un abrazo, primo.

paco ramos -

Eres un artista a la hora de reflejar esos momentos que tan grabados están en nuestra memoria.Ese terral causante de labios,manos y piernas "asotaos",todavía perdura en esas imágenes imborrables de nuestra querida y nostálgica infancia.Gracias por trasladarnos de nuevo con ese rico fluir de tus palabras a esos maravillosos años.Creo que en algún momento tendrás que utilizarlas para que nos descifres las dotes de ingeniería forestal tuyas y del amigo Rafael Camejo cuando eran capaces de trazar "autopistas aéreas" en medio de los pinos de la finca del parral.Un abrazo

Mª Luisa Quintana Hdez -

¡Hola Enrique!cuánto echaba de menos tus alegres y sentidos escritos.Tu prosa me llega al alma yaque me hace recordar mis vivencias infantiles y juveniles en nuestro querido pueblo aldeano.Ese "peletillo" como le llamaba yo que bajaba por el barranco grande para abajo y que nos congelaba hasta el alma.Luego llegaba a mi casa y mi madre me tenía una buena taza de café con leche calentita y unas cuantas galletas Tamarán, enormes que cuando las mojaba en la leche se me quedaba vacía la taza.Qué bien me sabía el potaje de berros, calentito en el almuerzo.Me uno a los demás comentarios que te hacen las demás personas en este foro para que recopiles todos tus escritos y los publiques ya que no se deben de quedar en el olvido.
Un saludo cariñoso para tu madre.

Pancho el chico -

Es lo que tiene conocer bien el magnífico idioma que compartimos y saber usarlo luego tan espléndidamente, exprimiendo a fondo sus posibilidades en el fin último para el que fue concebido. Máxime cuando no sólo se tienen ganas, sino también magníficas dotes y una enorme vocación (también de maestro). No se trata únicamente de contarlo, sino de saber hacerlo y lograrlo. Por eso me gusta tanto leerte. Y encima eres tan jodidamente ocurrente!
Gracias por el regalo, primo.
P.D.: Para terral memorable -y "grabado a hielo"- el de cierta ocasión camino a Las Palmas, con Carmen la nuestra en el camión del primo Pepe el de La Hoyiya, para pasar la Navidad en tu casa. En aquel condenado Austin entraban chorros de aire frío por todos lados y yo con unos calzonillos cortos que no meé de puro milagro, avergonzado de pedir una y otra vez que pararan para no hacérmelo encima. Llegué a pensar quien fuera el pavo que viajaba calentito dentro de una caja de cartón, atrás en la carrocería. Aunque, eso sí, sólo hasta llegar a San José, que de lo que le esperaba al pobre prefería ser espectador antes que protagonista.

Enrique García Valencia -

¡Ay! Pepe Saavedra, incondicional y ENTRAÑABLE amigo, se nota a la legua el cariño que me tienes.
Tus comentarios (tú lo sabes) me animan a seguir emborronando cuartillas, quién quita que..., al final, se vayan a salir con la de ustedes y me embarquen a mí con el trajín de fabricar un libro. No sé yo... Pa mi gusto (en todo el sentido de la expresión)que estoy bien así, haciendo cosas pasito a pasito y por el placer de hacerlo. Ya veremos en qué queda todo.

Esta vez le ha tocado al frio del terral y a la fugacidad de la Vida, la calidez (que no calidad) viene del afán que yo intento ponerle para agradarles a todos ustedes, los que me leen y me animan. Gracias por tus comentarios y ánimos; ya sabes lo bien que me sientan, sobre todo en estas rejodínganas fechas.

Un abrazo granDÍSIMO.

Enrique García Valencia -

Mary Luz, querida prima,en aquellos tiempos de diciembres que compartimos no sentíamos el Terral ni su frío mortificante, no sé de dónde sacábamos tanta enrgía para estar todo el santo día juroniando para conseguir lo que nos rondaba por la cabeza.
Los belenes eran un hito de fin de año que nos reunía, a grandes y chicos, en la tarea común de montarlo a gusto dee todos. Dos de las primeras figuras que yo conseguí para el mío me las compraron tus padres de sorpresa, yo sólo tenía a la Virgen, al Niño y un pastor sin ovejas; mi pobre nacimiento (en el cuarto de arriba de Las Casillas Viejas) tenía más pìedras y "mujo" que otra cosa.

Un beso grande y memorias para todos.

Enrique García Valencia -

Querida Gloria, la fugacidad de la Vida, me da a mí, sólo puede combatirse a base de recuerdos. Recordar es vivir, o por lo menos, volver a vivir. Hay gente que considera que mirar al pasado es algo chungo y sin sentido.
No sé si será verdad, a mí me sirve de retroalimentación para seguir enfilando hacia el futuro próximo.

Un abrazo GRANDÍSIMO desde La Aldea de mi pasado, presente y futuro. Besos.

José Saavedra Molina -

Mi apreciadísimo amigo Enrique. Razón tenías cuando me avisaste de la calidez de tu escrito en Artevirgo. ¿Sabes a lo que recordó? a la llamada "prosa poética" de Juan Ramón Jiménez. ¡Qué arte tienes! para impregnarnos a todos tus lectores de esos recuerdos, olores, sabores, cariños, andanzas y maravillosos recuerdos (cada uno con sus propias vivencias), pero que nos hacen REVIVIR. Yo me uno a lo que te recomienda Siso. Ya es hora de que te propongas recopilar tus inigualables escritos y que, al menos los que te apreciamos como lo hacemos, podamos leerlos, releerlos, y hacerlos parte de nuestra existencia. Te envío un cálido abrazo y, ya sabes, aquí tienes un INCONDICIONAL tuyo para siempre.

Mary Luz -

¡ Lo sentí ¡, los pelillos se me erizaron y mi olfato detecto su presencia; el olor a Navidad, a frío, a pino, …. , a poleo.
Diciembre viene cargado de nostalgia para mi. Muchos y bonitos momentos de la niñez van asociados a estos 31 días que se hacían eternamente largos . Recolectar latas para plantar la cebada, caminata a la mina de Gómez en busca de culantrillo, sacar del cuartillo los enceres del Belén. …
El aleteo de un pinzón llegó a mis oídos , el olor a castañas a mi olfato, …., se me antoja que una lagrimilla quiere salir.
Seguiré siempre diciéndote que eres el interruptor de mis recuerdos.¡ Gracias de nuevo !.

Gloria Bertrana -

¿Sabes que me encanta que pongas fotos en tus escritos? Mirando la de hoy recuperaba un poco de aquellos tiempos de antaño, que hoy recuerdo con nostalgia. Es algo que siento cada vez que tengo la suerte (y el tiempo) de disfrutar de esos barrancos cumbreros, altivos y desafiantes pero también apasionados y entrañables, al menos para los que nos hemos dejado parte de nuestra vida allí, entre tabaibas y escobones. Es en esos momentos, y ahora en éste de leer tu escrito, cuando soy capaz de quitar capas a esa “cebolla” que vamos formando a medida que vivimos, y llegar muy cerquita de aquel lugar y aquel tiempo en el que quedó mi corazón.
Gracias por hacerme volver durante unos minutos y…disfrutarlo.
Un besote con achuchón.

Enrique Valencia Sindicato y Briginia -

Querido Siso, al soquito de tu drago voluminoso se pergeñó un escritillo que hablaba de gatos y de sueños.

Yo sigo soñando, incluso cuando duermo, con la posibilidad de conformar un pequeño libro de relatos, cuentillos y vivencias.
Todo se andará.
Como dice Gloria Estefan en una de sus/mis canciones preferidas: "Soy una moneda en la fuente con el deseo pendiente".

Gracias tantas por tus amigables halagos hacia mis escritos de diletante empedernido.
Memorias.

Enrique García Valencia -

Querido Marcial, yelados no son tus comentarios, encierran un cálido acento y una crítica amigable y benigna de por demás; gracias, yo también te quiero.
Y... hablando de quereres, también quisiera ver, de vez en cuando, algunas de tus composiciones poéticas con las que nos obsequiabas en los primeros meses de la puesta en marcha de tu bitácora; esperando estoy (estamos).

Memorias tantas. Un abrazo de calidez y calidad extra para combatir el frior del rejodíngano terralillo que ya está bajando.

Siso -

Enrique el de Luis el del Sindicato o el de las Valencias, como mejor quieras que te denominen:
He leído esta mañana tu prosa y, aunque no entiendo mucho de literatura, te digo que me ha sonado bien en ritmos, sensaciones agradables y recuerdos de nuestro tierruño que es como si fuera un universo.
Anímate y escribe más ahora que tienes tiempo.
"Los cuentos de Enrique" los esperamos algún día ver publicados en un tomo que no sea voluminoso, sencillo, agil de leer y profundo en contenido como los rios caudalosos que son los que menos ruido hacen pero mas agua, que es vida, llevan.
Saludos desde La Palmilla, al soco del drago.

Marcial -

Qué poético, Enrique. Preciosa la adjetivación.
Qué atento eres, para ver lo que no ve cualquiera. Y sobre todo para hacerlo ver.

Me dejaste yelaíto.

Salud y vitamina C.