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ARTEVIRGO, desde La Aldea, miradas y voces

CAYUCOS Y MP3

CAYUCOS Y MP3
A poco que se eche un vistazo a las últimas noticias, se da uno de morros con una realidad absolutamente espantosa, la de los desgraciados que se juegan la vida para, a través de nuestras islas, entrar a Europa por la puerta de servicio. Cuando pensamos con nuestra manera de entender que se juegan la vida, nos olvidamos de que su vida ya es un juego de alto riesgo, algo más excitante y liberador de adrenalina que los juegos de rol en los que gusta de participar la flor y nata de los jóvenes sobrealimentados, mimados y “tecnologizados” de nuestros edénicos países. La verdad es que tienen mucho que ganar y poco que perder los subsaharianos que vienen del África negra, seca y enferma, a bordo de cayucos (palabra recién puesta de moda, que viene a sustituir en nuestro inconmensurable repertorio de eufemismos a patera, fenecida por mor de los esfuerzos solidarios del gobierno español para con el gobierno de Marruecos, dechado de libertades y respeto por los derechos humanos). Vienen con la Mar de las Calmas, como iban a Venezuela nuestros paisanos de antaño, en un barquillo de dos puntas. Pero aquí no cabe el chiste de Pepe Monagas. No vienen “por sobre la marea”, ellos son la marea. Son la marea de pobres que reclaman su derecho al bienestar que merecen, después de que los países hoy en día ricos asentaran la base de su abundancia en la colonización y la rapiña de los recursos de los países suyos, o mejor, de sus selvas, su subsuelo, sus minas, sus ríos. Si miramos el mapa con los ojos abiertos y no prestamos atención a esas líneas (a veces ¿rectas?) que trazaron las grandes potencias en el papel, nos queda un continente despellejado, habitado por seres sumidos en la desesperación.
Mientras nosotros planeamos cuál será nuestra nueva compra, inversión o hipoteca, ellos sólo aspiran a llegar a un sitio en el que se pueda sobrepasar los cuarenta años de vida. Mientras descargamos de internet la música para nuestros emepetrés, ellos flotan muertos a tantas millas de nuestra costa soñada. Donde ellos malviven la tecnología punta es un tenedor. Y nosotros haciendo ironías porque vienen equipados con GPS, el regalo estrella del día del padre, nos asombramos y escandalizados metemos el hasta: “Vienen hasta con GPS, con comida para muchos días, en barquillas más grandes que las pateras y el viaje les sale más barato desde Mauritania que desde Marruecos”.
La solución que se buscó a las pateras fue proporcionar ayuda para el desarrollo a Marruecos y ya se plantea la misma para los cayucos mauritanos. Pero también hay comentarios en las tertulias, opiniones en la prensa escrita y digital, que apuntan a una intencionalidad por parte del gobierno mauritano, que según dicen o escriben ellos haría la vista gorda para que España intervenga con ayuda como ya intervino en el país norteafricano. Aún siendo así, que lo dudo, es más de lo mismo: viramos los ojos a otro lado, a la causa, al origen, la culpa, las mafias. Todo por no enfrentar nuestros ojos con los de los pasajeros de los cayucos, vivos o muertos.

1 comentario

Mª Luisa Quintana Hernández -

La culpa de que esos seres pongan en riesgo su vida la tienen las mafias que les dicen que en Europa tienen trabajo desde que llegan.También tienen la culpa los países llamados del primer mundo que no ponen los medios para ayudarlos a salir adelante enseñándolos a trabajar, enseñándoles un oficio.Tenemos que enseñarles a pescar, no le tenemos que darles el pescado.