... y el Verbo se hizo madre
Preludio
Este escrito intenta reflejar los trajines que las madres se tenían, y se tienen, cuando llega la temporada previa a las primeras comuniones. Los trabajos comienzan desde meses antes y no zafan hasta que todas las drogas y compromisos contraídos quedan saldados.
Mi terno de primera comunión fue realizado por mi madre y mi tía Carmen, éstas fueron dirigidas y supervisadas por Tanilita, la mujer de Santiago el Herrero, una señora diplomada en corte y confección (no sé si por el Sistema Amador) que cosía también ropa de hombres.
La primorosa labor fue pagada con ayuda de aguja y horas en el taller de costura de los dos personajes familiares citados anteriormente. Además, y como para redondear, mi padre, que por aquel entonces ejercía de carpintero, limpió, raspó, lijó, pulió, aceitó, empastó y pintó las puertas de la casa de la costurera que -para más inri- eran grandes, con recovecos miles y... ¡muchas! Ni que decir tiene que mi padre acabó baldaíto y con la boca sucia de tantas pétimas que echó...
" ... y el Verbo se hizo madre."
Ella fue y vino, salió, entró vio, sopesó,
aquelló, midió, cortó, hilvano, repasó ...
Pasó noches de vigilia en las cálidas horas del mes de mayo,
pero, al fin, consiguió lo que quería.
Ella, subió y bajó, compró, embargó, pidió, pagó,
cifró, gimió, lloró, logró ...
Pasó días de frenético hacer y, allá por San Isidro descansó,
pero, al fin había conseguido lo que quería.
Ella, escarbó y cacareó, raspó, restregó, sobajió,
limpió, sudó, estofó, arregló, apolisó ...
Pasó la mañana con jiribilla y, ya cerca del toque "a dejar" salió,
pero, al fin, con lo que ella perseguía.
Ella, más ancha que cumplía, fue, entró, rezó, miró,
comparó, comulgó, entronó, paseó, retrató, visiteó ...
Pasó momentos de orgullo contenido y, ya pasadísimo el mediodía
chillaban sus mil callos, pero, al fin entró en su casa ...
¡Rendía! Como toda ella quería.
Ella, sirvió y apenas comió, bebió, refañó, contentó,
regaló, dispuso, colocó, repartió, gruñó, ordenó...
Pasó el resto del día como en una nube y,
ya entrada la cálida noche del mes de junio,
¡se botó en la cama! Al fin había conseguido lo que quería.
Ella, suspiró y se acurrucó, besó, consoló, acarició,
abrazó, abarcó, abracó, midió, cortó, hilvanó...
Pasó la noche con los ojos como lapas y, al llegar la mañana,
en su duermevela, se oyó a sí misma decir:
- ¡Luisillo, qué bien le dejaste las puertas a Tanilita!
Enrique García, el de Demetria Valencia la de coma Pepa.
13 comentarios
Jose G.G. -
Digna Belén García Valencia -
Antonio + Enrique -
Lo de la colcha es casi una fijación; volverá a salir. Hay ciertos colores que no aparecen en los sueños pero, el de esa prenda está siempre presente en mis ensueños y ensoñaciones (también en los de mi media toronja). Memorias tantas desde Rejonia: capital de la indina panza de burro atoldante.
Marcial González -
Marcial González -
Y Suso, a ver si haces el favor de mandarnos esa foto tuya, porque esa ropa entre corte andaluz y estilo Tom Jones es mucho más que friki. No tienes derecho a escondernos esa imagen. Podría ser la confirmación del posmodernismo.
Salud para todos.
Enrique el de Luis el de Panchito el del Sindicato. -
SUSO VALENCIA CASTELLANO -
Mª Luisa Quintana Hdez -
Marcial González -
Ay, Demetria, rompiste el molde.
Benjamín González -
Antonio García Valencia -
El fotógrafo era un señor que venía de pa'fuera porque Joseíto y Paco el de Lola la Cacharrera no daban abasto por esos días.
El traje de Digna, la niña de la foto, es de la misma factura y taller que los fluses de mi media naranja.
Muchos de los complementos son de la casa "Encarnita Marrero" (la madre de Mame) y que Dios haya.
Memorias tantas.
Enrique García Valencia -
Ver la cara de matrona clueca satisfecha de mi madre pagaba con creces aquel sacrificio incruento (incruento si no contamos lo de las mataúras). Hoy hace cincuenta años -no se lo digan a nadie- que servidor hizo su Primera Comunión y, recuerdo como les digo: prolegómenos, acto, epílogo y flecos de dicho acontecimiento.
Mis recordatorios me hicieron recaudar bastantes duros de plata que irían a amortizar parte del gasto total. Eran estampitas con escenas bucólico-religiosas. Los míos, encargados en Guía, fueron de dos tipos y representaban a Jesús Buen Pastor con corderito en el totiso, un de ellos; el otro simbolizaba al Niño Divino espigando trigo en campo florido con un lema "ad hoc" que decía: PANIS DE CELLO. Parece que me estoy viendo con ellos en la mano y dándolos como con cuentagotas.
Comimos muy tarde, arroz amarillo con gallo añejo y, hasta nos untaron el bezo con una lambuja de vino moscatel. El almuerzo de aquel día -¡ya sin zapatos!- me supo a gloria...terrenal.
Mary Luz -
No conozco al fotógrafo.
¿Hizo Carmen y Deme el traje de Digna también?.
Me supo a poco,pero por lo que leo a tí al alma te llegó.
¡Felicidades Deme,que guapo le quedó!.
Memorias tantas.
Gracias Enrique.