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ARTEVIRGO, desde La Aldea, miradas y voces

Juan Antonio Quintana

El amor de los aldeanos

El amor de los aldeanos

 

 

Embelesado observo esta perspectiva
del pueblo que un lejano día me vio nacer.

¡Que impresionantes montañas se alejan
de los pétreos monumentos comandados por Los Cedros,
que se encuentran esculpidos a fuego en mi memoria!

¡Qué valle tan hermoso se extiende, siguiendo los cauces
de los barrancos de La Aldea y de Tocodomán,
y que plácidamente desemboca junto al ancestral Charco!

¡Qué claro e inmenso mar que nos acoge amoroso
en sus límpidas aguas cada día en mi memoria
y que nos acuna en sus tibios brazos de nácar!

Se llenó de pena mi corazón al pensar que nuestros antepasados
nunca pudieron disfrutar de este increíble y maravilloso paraje
que llena de gozo y esplendor nuestro más íntimo ser.

Pronto llegó alto la voz de mi padre susurrándome
que desde hace tiempo ellos disfrutaban cada día de esos paisajes
y rezaban para que algún día nosotros tuviéramos esa posibilidad.

Feliz de que cada uno, desde su perspectiva, estemos embebidos de amor
por esta plácida y encantadora tierra que nos acoge, nos seduce
y nos mima a los aldeanos con sus amorosos, tiernos y cálidos abrazos.

© Juan Antonio Quintana Hernández

Nubes de mi Aldea de San Nicolás

Nubes de mi Aldea de San Nicolás
Largas y esponjosas figuras multiformes
pintadas de vivos colores translúcidos
se recortan en el límpido manto azul
de mi dulce y amado cielo aldeano.
 
Cúmulos que viajan en juegos sin fin
cantando alegres melodías de antaño
aquellas que entonaban los aborígenes
al caer la tarde sobre su hermoso valle.
 
Volutas de algodón saludando el horizonte
que inspiraron a los poetas mallorquines
después de erigir la ermita en Los Caserones
mientras gozaban del mar de mi Aldea linda.
 
Cometas en el incomparable vergel azul celeste
que insuflaron con fuerza las ansias de libertad
de la Meliana, el Indiano, el cura Vicente
y de otros valientes aldeanos en el Pleito de La Aldea.
 
Vuelan siempre espléndidas y majestuosas
saludando al valiente pueblo que me vio nacer
que ha sido cuna prolífica de poetas, músicos
historiadores, deportistas y otra gente de bien hacer.
 
Lleven un infinito abrazo a mi añorado pueblo
que abrigue cada uno de sus rincones
que yo desde muy lejos cobijo en mi alma
añorando sus montañas, su cielo y su mar azul.

 

Foto: Luis Díaz

Senderismo y buceo en La Aldea de San Nicolás: Asociación MONTYMAR

Senderismo y buceo en La Aldea de San Nicolás: Asociación MONTYMAR

 ¿Te gustaría conocer un lugar extraordinario, con bellos parajes para practicar senderismo  o sumergirte en unas aguas tranquilas y transparentes, con la visión de una costa aún virgen y el majestuoso Teide al fondo como asidua compañía? Si es así, visita La Aldea de San Nicolás, Gran Canaria, España, la Asociación MONTYMAR se encuentra a tu disposición para asesorarte. Y si no puedes, lee esta entrada para que te imagines cuan hermoso sería disfrutar de esta experiencia única.

La Aldea de San Nicolás está de enhorabuena, pues cuenta desde hace un año con la Asociación Montymar la cual figura en el Registro de Asociaciones de Canarias. Está compuesta por un Club de Buceo y una Sección de Senderismo.

Objetivos 

-Dar la oportunidad de conocer y disfrutar de los increíblemente bellos parajes de La Aldea y de los impresionantes fondos marinos de sus costas.

-Sensibilizar a todos sobre la importancia de la conservación y disfrute de los recursos naturales que posee a través del conocimiento y uso equilibrado de los mismos.

-Utilizar los recursos naturales como otra fuente de ingresos complementaria a la de la agricultura, siendo una alternativa viable al turismo de masas. El turismo ecológico está teniendo altos grados de crecimiento en las sociedades avanzadas, ya que son conscientes del alto valor que tiene este tipo de recursos  en nuestro planeta, y un excelente medio para disfrutar de él, estando en contacto con la Naturaleza.

 

 

Personal cualificado

Con el objeto de llevar a cabo todas sus actividades con la máxima seguridad y calidad, cuentan con distinto personal especializado con alta calidad de conocimientos y mucha práctica:

 

-Un Instructor de Buceo Deportivo.

-Un Divemaster (Maestro de Submarinismo), ambos titulados por la IDEA  - EUROPE (Asociación Internacional de Enseñanza de Buceo.) 

 -Una Licenciada en Ciencias del Mar, Lola Santana, Buceadora Advance de la Asociación Montymar, que explica en profundidad todo lo relativo a la flora y fauna de las aguas aldeanas.

Ya han formado a veinte buceadores con Certificación Internacional, casi en su mayoría aldeanos los cuales salen los fines de semana, especialmente, a bucear por la zona  en las dos embarcaciones semirrígidas que posee la Asociación.

 

Lugar de inmersión

 

Suelen organizar Inmersiones de Buceo en 15 puntos, en los casi 30 Km de costa aldeana, que localizaron con gran esfuerzo y dedicación.

 

Profundidad de inmersión

 

Desde 10 a 45 m de profundidad.

 

Buceo en las tranquilas y mágicas aguas aldeanas

 

Los amigos de la Asociación me habían invitado para realizar una inmersión en las aguas de La Aldea. Yo me había trasladado el día anterior al pueblo para poder disfrutar de los aires aldeanos, de las montañas y del inmenso valle que es la parte baja de la cuenca hidrográfica más extensa de Canarias, que abarca los municipios de La Aldea, Artenara y Tejeda.

Esa noche me acosté temprano con el fin de estar en buenas condiciones para realizar la actividad. Yo me encontraba preparado física y técnicamente, pero estaba un poco inquieto, anhelante, por la actividad tan especial que iba a realizar. Hacía muchísimos años que no practicaba inmersión en La Aldea. Antiguamente lo hacíamos a pulmón libre con el fin de disfrutar de los fondos y la fauna marinos, con la ayuda de las gafas, el tubo y las aletas. Eran unas experiencias extraordinarias ver cómo se desarrollaba la vida en el fondo del mar en aguas tan limpias y plácidas. Era como encontrarse en otro mundo, volando ingrávido por el nítido fluido en compañía de los peces y flora marinos.

Me levanté a las cinco y media, pues quería estar despejado y mentalmente preparado para tan deseada experiencia. Después de desayunar me dispuse a salir hacia el punto de encuentro acordado en la Playa. A las  7.30 nos reunimos con el resto del equipo dispuestos a preparar todo el material. Mientras cada uno montaba su equipo en la zodiac, mi corazón latía con fuerza, la suave brisa marina me refrescaba el rostro y calmaba mis nervios, unos cúmulos pasaron fugaces sobre el Roque, el gigantesco Teide nos saludaba a lo lejos, la costa de la isla de Tenerife era perceptible a nuestros ojos, tal era la luz y nitidez  existentes. ¿Todos preparados? Nos preguntaron, a lo que respondimos afirmativamente. Entonces fue cuando soltamos amarras y el patrón de la zodiac se dirigió al punto de inmersión del que tanto había escuchado a los amigos de la Asociación: las Seifieras. Llegamos a ese lugar, anclamos la embarcación, nos equipamos y al momento dan la orden de lanzarnos al agua.  Vamos bajando lentamente con tranquilidad, degustando cada instante al contacto con el medio marino, calmados, con respiración profunda, dando gracias a Dios por ser partícipes de esa hermosa experiencia, por estar vivos, por compartir el mismo medio con tan preciosos peces y con la sorprendente flora que adorna los suelos submarinos y volamos ingrávidos hacia su encuentro. Pronto nos divisan unas palometas que despreocupadamente se encuentran de paseo y al ver a unos compañeros de viaje se acercan a saludarnos. Luego aparecen las seifías que suelen vivir en zonas rocosas mixtas y que nos siguen dado su carácter tranquilo y también por ver si les quitamos algunos erizos como hacen otras especies. Y así va pasando el tiempo buceando felices viendo y fotografiando gallos, los alegres roncadores,  catalufas, viejas y cabrillas. Observamos a un camarón Lady Escarlata limpiando meticulosamente de parásitos a una morena; y  una anémona que evagina sus saquitos azules para ahuyentar a otras de la misma especie.

El manómetro integrado en el ordenador de buceo nos indica que ya es tiempo de salir a la superficie y regresar al mundo, a la realidad cotidiana y dejar al medio submarino tan inverosímilmente genial, plácido y vivificante. Es hora de regresar a casa para recoger el equipaje con el fin de volver a la gran ciudad, lejos de la tranquilidad, paz y amistad de La Aldea y sus aguas junto a los componentes de la Asociación MONTYMAR, pero estoy seguro que tendré otra vez la oportunidad de disfrutar de su compañía en algunas de sus inmersiones semanales.

Gracias, amigos. ¡Qué bien lo pasé! ¡Hasta la próxima!

 

 

Foto: Andenes de Tasarte, La Aldea de San Nicolás, isla de Gran Canaria.

 

Senderismo

 

A partir del verano la Sección de Senderismo de la Asociación MONTYMAR de La Aldea organiza variadas rutas recorriendo por caminos, veredas y senderos los distintos lugares de la geografía aldeana, disfrutando de los increíbles paisajes que la adornan, acompañados por personal cualificado.

 

Un amigo mío, Manolo Medina, profesor de Educación Física de Educación Secundaria y exjugador de balonmano de alto nivel, que vive en la capital, desde los años 70 visitaba la Aldea con asiduidad para disfrutar de los parajes y senderos aldeanos. Me contaba entonces que nuestro pueblo era el lugar más hermoso de toda la isla para disfrutar haciendo senderismo. Muchas veces se iba los fines de semana solo, para estar en contacto con la Naturaleza, otras veces en compañía de un amigo también amante del fértil y hermoso valle aldeano. En mi juventud también me deleité pateando los caminos y senderos de La Aldea, recorriendo los lugares donde nuestros antepasados dejaron su amor y su esencia por la tierra que les vio nacer.

 

Personal especializado

-Dos Técnicos de Senderos, formados por la Federación Española de Montaña, y en activo en la Escuela Nacional de Montaña.

 

 

 

Haikus

 

Plácida tarde

esperan en el fondo

viejas y gallos.

 

*

Con bellos juegos
nos hacen disfrutar
los roncadores.

 

*

Buceadores

en busca de los peces

mar aldeano.

 

*

Las catalufas

con cabrillas y anémonas

juegan en el mar.

 

*

El mar y el cielo

se juntan en la Aldea

en calma chicha.

 

*

Mar de La Aldea

buceadores buscan

las palometas.

 

*

 

 Club Montymar

en el mar se sumerge

costa aldeana.

 

*

 El mar en calma

navegamos en busca

de las seifías.

 

Organigrama

 

Presidente  de la Asociación Montymar: Fernando Navarro  Díaz.

Presidente Club de Buceo Montymar: Ervigio Hernández Luján.

 

Forma de contacto

Si estás interesado en practicar senderismo o buceo, puedes contactar a la Asociación en:

Dirección:    asociacionmontymar@gmail.com

Blog:          http://asociacionmontymar.blogspot.com/

Móvil:        649858613

 

La Asociación MONTYMAR  está apoyada por la Consejería de Deportes - Turismo y el Exmo. Ayuntamiento de La Aldea de San Nicolás en pleno.

 

JUAN ANTONIO QUINTANA HERNÁNDEZ

http://grancanariacontinentenminiatura.blogspot.com/

Francisco Suárez Moreno: Historiador y Maestro (Aldea de San Nicolás)

Francisco Suárez Moreno: Historiador y Maestro (Aldea de San Nicolás)

Francisco Juan Suárez Moreno nació en La Aldea de San Nicolás en 1949. Cursó sus estudios primarios en la escuela pública de Los Espinos, con su maestro don Juan, Bibiano Sánchez Ojeda. A los diez años se matriculó en el Colegio Sagrado Corazón de Jesús del mismo pueblo, fundado por la Srta. Carmita Afonso, don Paco León y don Federico Rodríguez, que sin su esfuerzo y dedicación muchos aldeanos no hubieran podido realizar carrera alguna, como consecuencia de los problemas económicos de la posguerra. En ese colegio terminó el bachillerato y luego la carrera de Magisterio en 1969, y desde entonces ejerció la carrera docente, durante 42 años, fundamentalmente en La Aldea, hasta su jubilación en 2009, en todos los niveles de la enseñanza pública no universitaria: Primaria, Adultos, Bachillerato (Dibujo T. como idóneo, 1973-1975)), Educación Compensatoria y Enseñanza Secundaria (1996-2010).

Desde pequeño le atrajo el Dibujo y la Historia, especialmente las culturas hispana y francesa. Leyó libros ávidamente lo que hizo que a través de ellos amara aun más el estudio del pasado de la humanidad y de las culturas más cercanas, como la canaria y especialmente la aldeana. Desarrolló una importante faceta en las Bellas Artes (Dibujo, Pintura y Fotografía), la que por corazón debiera haber profesionalizado; ello se refleja en todas sus publicaciones, al ser el autor de todas sus ilustraciones desde complicadas perspectivas de dibujo técnico y artístico hasta las fotográficas. Desde muy joven fotografió y grabó cada uno de los acontecimientos del pueblo, como las fiestas de San Nicolás ( Bajada de la Rama, El Charco, la Romería, la Procesión), distintos actos culturales, etc.

Actualmente continúa investigando, escribiendo y disfrutando del plácido ambiente aldeano. Se baña en las cristalinas aguas del Muelle y pasea por caminos y veredas disfrutando del maravilloso regalo de la Naturaleza: el amplio valle de La Aldea, parte baja de la cuenca hidrográfica más extensa de Canarias que abarca los municipios de Artenara, Tejeda y La Aldea.

 Inicio de la labor investigadora y docente

 Hacia  1970 comenzó su labor investigadora y bibliográfica con ensayos, charlas, conferencias y ponencias; asimismo con artículos periodísticos en  el Diario de Las Palmas, La Provincia y por último en el Canarias7, donde escribió intensamente entre 1982 a 1994, aparte de colaboraciones en otros periódicos y revistas de divulgación de Canarias. A los 24 años ya se le había reconocido su valiosa aportación a la cultura aldeana por lo que fue invitado a pronunciar el Pregón de las Fiestas de La Aldea. En este tiempo empezó a investigar sobre el pueblo prehispánico de La Aldea, escribiendo en el Canarias7 un artículo titulado: “Los Caserones. Vicisitudes de un poblado aborigen”. Hacía tiempo que había comenzado a investigar sobre la apasionante historia del Pleito de La Aldea y en 1976 dictó una conferencia sobre el mismo, con motivo de la Semana Cultural de las Fiestas de San Nicolás, patrono del pueblo.

En el campo de la docencia experimenta metodologías renovadoras y dedica especial atención a la enseñanza de contenidos canarios cuando aún ese aspecto no se trataba en las aulas, destacando la realización de folletos y series históricas para los alumnos del Colegio de La Ladera.

PARA LEER EL TRABAJO COMPLETO, EN LA PÁGINA DEL AUTOR DEL ARTÍCULO, JUAN ANTONIO QUINTANA:

http://premioseideas.blogspot.com/2010/12/francisco-suarez-moreno-historiador-y.html

Ay mi Aldea de San Nicolás: Poema de nostalgia y amor

Ay mi Aldea de San Nicolás: Poema de nostalgia y amor

Ay mi Aldea cuánto te extraño

cuánta nostalgia anida en mi alma

cuántos recuerdos de mi amado pueblo

y cuántos sueños de mi vida en calma.

 

Calles de juegos y diversión con mis amigos

campo de fútbol donde disfruté de verdad

plazas de paseos, charlas y amoríos

y el mar que escuchaba mi canto a la libertad.

 

Ay mi Aldea linda, pueblo de mis amores

vierto mis lágrimas para regar los campos

que tanta sequía y dejadez sufrieron

y para aliviar mi alma de mis quebrantos.

 

Pero hoy sonrío, mi terruño adorable

pues tú me esperas con los brazos abiertos

ya que el Atlántico me transporta en sus olas

y las gaviotas me dan un alegre concierto.

 

Me saludan los riscos, los barrancos y las montañas

las palmeras, las tabaibas y las aulagas

los pájaros, los murciélagos y las perdices

y mi querido amigo que tanto me extraña.

 

Amo al pueblo aldeano, amo su bonhomía

su idiosincrasia, su alegría y su buen humor

su ánimo parrandero y su diario esfuerzo

y amo su espíritu abierto y emprendedor.

 

Te doy un apretado y sincero abrazo

te diré que te amo con locura una vez más

y antes del último y definitivo viaje

te repito que así nunca jamás podré amar.

 

Este poemita me lo inspiró al escuchar hoy la interpretación de la canción "Gran Canaria" al Grupo folclórico Los Gofiones.

 

La Aldea de San Nicolás: Las lluvias, riqueza para nuestro pueblo

La Aldea de San Nicolás: Las lluvias, riqueza para nuestro pueblo

Foto del Arenal, Castañeta, La Aldea. Tal vez de los años 1.953 ó 1.954.

 

Las tan deseadas lluvias han sido como la lotería para los aldeanos. En épocas de sequía, rezábamos para que lloviera. Siempre mirábamos al cielo para ver si era tiempo de sur, o si estaba cerrado, con nubes oscuras, sobre la cumbre, que era donde deseábamos que cayera la lluvia para que se llenaran las presas, o eran unas simples gotas que sólo mojaban la tierra, o eran para "más calor".

Hubo períodos hasta de siete años sin caer una gota. Se pueden imaginar la fiesta que formábamos cuando llovía de tal forma que en poco tiempo se llenaban las presas, y empezaba a correr el Barranco de Tejeda-La Aldea, para nosotros el Barranco Grande, a llenarse los pozos hasta el brocal, a adornar las montañas todos los caideros, a llegar el Barranco de Tocodomán, popularmente llamado El Tocomanero", hasta Castañeta, donde se une con el Barranco Grande.

A veces corría tanto el Barranco Grande que producía grandes destrozos en las fincas y en las casas que se construyeron en su cauce.

Cuando llovía mucho, mi abuela se santiguaba y exclamaba:

-¡Ay, Santa Bárbara bendita, sólo nos acordamos de ti cuando está tronando!

Y nosotros pedíamos:

-¡San Isidro Labrador, quita el agua y pon el sol!

Mi padre era partidario de cooperar en la construcción de un fuerte en la finca de José Sosa, entre todos los propietarios de las fincas que le seguían hacia abajo, puesto que por la de él, se metía el barranco e iba arrasando a todas las demás, pero, lamentablemente, muy pocos quisieron apoyar ese proyecto.

En la foto se puede observar el destrozo producido por una crecida del barranco, que solía entrar por la finca del Sr. Sosa y continuaba por las otras hasta llegar a la de mi padre, Antoñito Quintana, para seguir a continuación por la del pariente Daniel, para luego unirse a la corriente principal del barranco, al chocar con el risco.

Apenas se percibe la figura de un trabajador en funciones de recuperación del terreno y un trozo de fuerte que quedó en pie, puesto que la fuerza de las aguas abrió un enorme boquete por donde entró el barranco.

Foto actual del fuerte de Castañeta.

El Arenal fue arrasado por la corriente varias veces y vuelto a recuperar para el cultivo por mi padre. La ruina era total cuando desaparecía el fuerte, un muro de piedra y cemento de grosor considerable que hacía de contención a las bravas aguas del barranco, y también el cultivo, la tierra y materiales que hubiere en esa parte de la finca de Castañeta.

Finalmente mi padre decidió construir un fuerte que perduara en el tiempo. Le hizo unos buenos cimientos y aplicó abundante cemento y piedra con el fin de no tener que reconstruirlo nunca más. Y así sucedió con el que se percibe en esta foto.

Una vez corrió tanto el barranco y con una crecida muy grande. Él se levantó muy temprano, aún sólo alumbraba la luna, y se sentó a observar hacia Castañeta, desde el lugar donde posteriormente se construyó el Matadero. Cuando aclaró el día vio que el barranco se había introducido en la finca y había arrasado todo. Se quedó pálido, meditando qué hacer para reconstruir todo cuando dejara de correr el barranco.

Después de un par de horas de estar sin moverse, pudo observar cómo la altura del barranco iba descendiendo e iba apareciendo el fuerte.

- Me llegó el alma al cuerpo, me comentó una vez recordando este episodio.

Otra vez sucedió que por la tarde fue toda la familia a ver los tomateros del Arenal. Tan hermosos estaban, amarrados al burro, y llenos de óptimos tomates que nos mirábamos en él.

A la mañana siguiente, mientras aún estaba mi padre en casa desayunando, llegaron los medianeros y le dieron una mala noticia:

-Antoñito, anoche entró el barranco y se llevó todo el Arenal.

-Habrá que reconstruirlo de nuevo, dijo con mucha paciencia y tranquilidad.

Las inundaciones y destrozos del año 1.953, fueron terribles, como se puede ver en la imagen primera. Los hombres recuperaron el terreno para el cultivo a pico y pala.

Correntía de agua. Imagínense un barranco como éste bajando por nuestras calles.

El Barranco de Tocodomán nace en El Hoyo, por lo tanto, no tiene mucho recorrido, pero cuando llueve por la zona alta, con mucha intensidad, acumula en poco tiempo un gran caudal y con facilidad se desborda y se lleva por delante todo lo que está a su paso.

Recuerdo una vez que se metió en la finca de mi abuelo, que la llamábamos El Barranco, justo frente del Matadero, ocasionando grandes destrozos.

También cuando bajó en tromba por la calle principal, General Franco, y desaguó por el callejón entre la casa de mi abuelo y la de Paquito el Cubano, frente del Cine Nuevo, siguiendo por las fincas hasta unirse al Barranco Grande. Probablemente entró por El Estanco recorriendo, como si de un paseo triunfal se tratara, la calle principal.

Vagamente recuerdo cuándo el barranco se llevó por delante el puente de La Playa, dejando al pueblo incomunicado con la capital de la isla y con el puerto. Por fin lo reconstruyeron a conciencia perdurando hasta nuestros días.

Estas son imágenes que quedan en nuestra retina y que salen a la luz cada vez que se llenan las presas, cuando llueve por la Aldea o hay sequías.

Nosotros seguimos la costumbre de mi padre que siempre que llueve o hay atisbo de que ocurra, llamamos a alguien del pueblo para preguntar si ha llovido, o si se llenaron las presas, pues sabemos que en la lluvia está la lotería para los aldeanos.

Fotos cedidas por Paquito el de Ciso y otros amigos aldeanos.

 

 

La finca de Castañeta

La finca de Castañeta

La finca de Castañeta es un lugar entrañable, del que tengo muchos recuerdos. Desde pequeño estuve muy relacionado con ella.

Se encuentra situada entre el Barranco de Tejeda-La Aldea y una cadena montañosa.

Los primeros recuerdos que tengo son de cuando caminaba con mi padre entre los tomateros, que ya estaban “amarrados al burro”; esto quiere decir que se encontraban ya a la máxima altura. Yo iba delante de él. De buenas a primeras miraba hacia atrás y ya no lo veía. Mi alma daba un vuelco, de miedo. Yo gritaba llamándolo:

-Papáaaaaa

Y el aparecía siempre sonriendo:

-Estoy aquíiiiiiiii.

Y así se repetía una y otra vez, hasta que me di cuenta de que era un juego entre ambos.

Finalmente llegábamos a una enorme higuera de higos blancos que me parecía un gigante de grandes brazos. Bajo su sombra nos sentábamos a comer unos deliciosos higos.

4

Durante la zafra del tomate se cosechaba mucha fruta que era recogida por los camiones en grandes cajas. Terminado el periodo de los tomates se plantaba millo.

Siempre se recogía gran cantidad de piñas, mazorcas. Luego se hacían juntas entre los medianeros, vecinos y familiares para desgranar el millo.

Una vez me pareció tan enorme la cantidad de piñas que le dije a mi madre:

-Mamá, mamá, papá es rico.

-¿Y de qué, mi niño? -Me preguntó ella.

-Yo, feliz, le respondí:

-De palotes (llamados carozos, piezas que quedan tras desgranarlas).

1

A un lado de la finca mi padre construyó un hermoso gallinero del cual estábamos todos orgullosos. En cierta época se escuchó que había un ladrón de gallinas rondando por el pueblo. Yo, ni corto ni perezoso, me fui al gallinero y clavé unos palitos delante de la puerta para que el presunto ladrón no pudiera abrirla para robarnos las aves.

Gracias a Dios que aquel sujeto no apareció por allí.

¡Bendita inocencia!

3

La tienda de Purita

La tienda de Purita

La tienda de Purita, mi madre, era, para los niños, la más popular del pueblo. Durante todo el año vendía de casi todo, pero a partir de diciembre se dedicaba casi exclusivamente a la venta de juguetes.

A principios de diciembre llegaban las grandes cajas de madera llenas de juguetes. Los niños de la casa curioseábamos en ellas para ver si percibíamos algo de su contenido, pero nos quedábamos con las ganas. Nuestra mente volaba pensando en qué novedades habría ese año.

Al día siguiente mi padre las abría, cuando mis hermanos más pequeños se habían quedado dormidos. Sólo quedábamos en pie mi hermana Marisa y yo, que asistíamos con los ojos como platos, observando cómo iban sacando coches de carrera, balones, muñecas, camiones y toda clase de juguetes .

Luego procedían a colocar los precios y seguidamente mi padre extendía unas cuerdas, entre las dos estanterías. Luego amarrábamos los juguetes que quedaban colgando como estrellas en el cielo.

Ya la voz se había propagado por toda la chiquillería del pueblo:

-Ya llegaron los juguetes a la tienda de Purita.

Al día siguiente los niños se presentaban para ver los que les habían quitado el sueño durante un largo tiempo.

Uno exclamó:

-Yo me pido un balón de fútbol- y para que no hubiera dudas, aclaró- ¡de reglamento!

Otro gritó decidido:

-¡Yo le pido una bicicleta!

Y una niña, que apenas llegaba a sobresalir su cabeza del mostrador, pidió tímidamente:

-¿Me puede enseñar aquella muñeca, por favor?

Un día se presentó Antonio "el Chula" y le dijo a mi padre:

-Antoñito, deme la moto que quiere mi hijo. No me deja tranquilo, ni puedo dormir, siempre está con la misma cantinela:

-Una otilla...Una otilla...Una otilla...

Y el buen señor le compró la moto a su hijo y volvió la paz a su hogar.

Una vez que los niños habían elegido su juguete, sus padres les acompañaban para verlos y saber su precio.

Unos se apresuraban a comprarlos desde el principio. Otros esperaban a mediados de mes para encargarlos y unos pocos se presentaban en los últimos días antes del Día de Reyes.

El día 5 de enero, a las doce de la noche, siempre llegaba el Sr Rodríguez, Gerente de la Comunidad Bersabé, a comprar los juguetes más caros, los que nadie había adquirido por su elevado precio. Los hijos de ese señor fueron compañeros de mis hermanos, uno de los cuales, Román, fue Presidente del Gobierno de la Comunidad Autónoma de Canarias hace poco tiempo.

Hablar de la tienda de Purita era sinónimo de juguetes, de alegría, de profundos sentimientos y de grandes emociones.
Aún hoy es recordada con cariño por las personas que fueron niños en aquella época.

 

Amor en libertad

Amor en libertad

 

Libertad, sublime palabra.
¿Cómo podremos ser libres?
Nos condicionan las emociones
y los sentimientos de nuestra rosa.
Tal vez no la acariciamos como a ella le gustaría.
Quizás no le sonreímos como ella prefiere,
o no la cuidamos como a ella le place.
Nosotros nos quejamos que pierde su olor de noche
que algunas veces nos pinchamos con sus espinas.
Libertad de corazón abierto
de mujer enamorada del amor
de mujer en busca de su destino
destino incierto.
Expulsa de tu mente el pasado
los falsos amores
los amores frustrantes
las reconciliaciones
los miedos, los temores, las falacias
limpia todo resquicio del pasado
eso es lo que entorpece nuestro avance
es lo que ennegrece nuestra alma.
¡Qué bella sería la vida
disfrutando de un alma nueva, mente nueva
y nuevos encuentros, nuevas emociones!
Pero llegará la primavera a tu alma
florecerán las más lindas flores en tu jardín
sonreirás al viento, al mar
llegarán a tu ventana nuevas golondrinas
que te harán feliz
que te llevarán por el camino
de la armonía, de la paz y del amor.

 

Chonis en el bar de Yoyo

Chonis en el bar de Yoyo

Terminaba la década de los cincuenta, o principios de los sesenta, La Aldea era un pueblo tranquilo, donde todos los aldeanos pasaban los días sin grandes novedades y sin que nadie alterara su vida cotidina.

Era una tarde fresquita de mayo cuando un hecho relevante fue a darle un sabor extraordinario al pueblo, mejor dicho, al centro del pueblo, a la Plaza y a la Placeta.

Corrió de boca en boca que algunos chonis habían llegado al bar de Yoyo.

Yoyo era una persona muy querida, por su afabilidad y bonhomía. Él había habilitado una habitación, que daba a la calle, como bar que regentaba su hijo Pepito.

Todos los niños y muchachos de la zona nos acercamos al bar prestos a observar a los primeros turistas que llegaban al pueblo.

Había un ambiente festivo, tomaban alegremente sus cervezas y comían los enyesques que le preparaban con esmero.

Como la gente se arremolinaba en la entrada y a fuerza de empujones iban pasando hacia el interior, Yoyo los iba invitando a salir a casi todos. Conmigo hacía una excepción, no en vano era su pariente. Por lo tanto, me gocé en primera fila la fiesta que tenía lugar en el bar.

Yo me quedaba absorto escuchándolos hablar en un idioma extraño, pero para mí parecía música celestial, observando los lindos ojos verdes de aquellas preciosas mujeres, sus grandes pechos que pugnaban por escaparse de los sostenes. ¡Hermosas damas de pelo rubio y de piel tostada por el sol!-pensaba yo, mientras mi corazón latía a toda prisa.

Las acompañaban unos hombres que no nos llamaban mucho la atención, sólo que bebían una cerveza tras otra, hablaban estentóreamente y reían a carcajadas.

Por fuera se hacían cábalas, mirando con ojos como platos a las ninfas :

-Son suecas, ¿no ves lo rubias que son? -comentaba uno.

-No, son alemanas, ¿no te das cuenta que tienen unos pechos enormes?- interpelaba otro.

-Yo creo que son inglesas, pues hablan en ese idioma- exclamaba uno que entendía algo de esa lengua.

Mientras tanto, yo no me perdía detalle de todo lo que sucedía. Por sus gestos, por los movimientos de las manos, por sus carcajadas  iba interpretando todo lo que acontecía en el bar.

Cuando se pusieron a cantar canciones en su idioma, ya fue el entusiasmo general. Se tarareaban sus melodías, se daban palmas y se aplaudía al terminar.

Así continuó la fiesta en el bar de Yoyo. Los espectadores no nos íbamos, todo nos parecía extraordinario. Queríamos que siguiera el espectáculo horas y horas, no nos importaba que se quedaran días o meses.

Lamentablemente, llegó el momento de marcharse. Se levantaron y se despidieron animadamente de todos.

 

Nosotros fuimos bajando de la nube, hasta darnos cuenta que ya teníamos que volver a la realidad del monótono transcurrir de los días, asistiendo a clase, dándole patadas a la pelota y jugando con los carros hechos a mano con cañas, ruedas de lata y algunas tablas de deshecho.

La primera visita de esos chonis marcó mi vida en el sentido de dar importancia a los idiomas para poder relacionarme con gente de todos los países.

En el colegio estudiábamos francés, impartido por don Juan Sosa. El inglés llegaría poco tiempo después de la mano de don Rafael Marrero. Allí tomé mis primeras lecciones del idioma de Shakespeare, lecciones que nunca abandonaré mientras viva, pues los idiomas no se dejan nunca de aprender, ni de practicar.

 

Cuando una estrella se cruza en tu camino

Cuando una estrella se cruza en tu camino

Cuando una estrella se cruza en tu camino, mírala detenidamente, obsérvala en profundidad. Te está hablando al espíritu. Se produce un diálogo telépatico que te estremece, te subyuga, te hace pensar en geniales utopías amorosas con esa estrella.
Cuando esa estrella te sigue mirando insistentemente, cuando te provoca sentimientos encontrados de amor profundo, al mismo tiempo que observas que se encuentra muy lejos, inalcanzable a tus reales posibilidades, te preguntas ¿qué puedo hacer?
Cuando te percatas de que esa estrella te toma de la mano suavemente, te susurra palabras bellas al oído sensible al amor, te besa rozando sus cálidos labios en tu mejilla, que al momento enrojece de emoción, satisfacción y regocijo, en ese momento eres consciente de que esa estrella te está pidiendo que la acompañes por los inmensos espacios siderales.
Cuando esa estrella más brillante que los mayores resplandores naturales, te hace bajar al mundo real, observas que el amor con esa admirable estrella es factible.
¿Qué tendré que hacer yo, mortal terrestre, para merecer el amor de una estrella tan preciosa? ¿Será un sueño? ¿Será una utopía?
Miré hacia mi interior y fui examinándome y me sentí capaz de enamorar a tan gran estrella. Al fin me decidí a tomar la mano tendida y caminar juntos por el Camino del Amor.
Ya hemos recorrido intrincados caminos, hemos cruzado caudalosos ríos, montañas escarpadas e inaccesibles, inmensos y plácidos lagos, enormes desiertos... Y, al fin, llegamos a la meta deseada. A tener una perspectiva real de amor, de paz y de felicidad.
Cuando te mire una estrella, habla con ella, quizás te está tendiendo la mano para tomar impulso hacia el amor. El amor definitivo. Aquél que siempre hemos esperado.
Con el tiempo esa maravillosa estrella se convertirá en una linda y hermosa Princesa que te ha cautivado, fascinado e ilusionado.
Esa Princesa te acompañará siempre de la mano hasta el fin de los días, con un tequiero en los labios y un inmenso amor en el corazón.